Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez
Una campaña se entiende como las acciones que se hacen con la intención de lograr un objetivo y pueden hacerse desde y para la sociedad civil, organizaciones, gobierno, asociaciones o partidos políticos.
En una reunión de amigos, cuya plática se centró en lo que se ha convertido La Ciudad de Las Cotorras (Cd. Victoria), en relación al papel de los presidentes municipales. Un punto de acuerdo es lo deteriorado del pavimento; alumbrado público: tandeo del agua potable; el viejo drenaje; los ‘topes’ que se han convertido en una amenaza, tan letal para los autos como los chaches; la recolección de basura; etc. Y mire que en los etcéteras caben más temas.
El caso es que muchos compañeros de la pluma y del micrófono hacemos diarias denuncias por la precariedad que vivimos en la ciudad, capital de uno de los estados fronterizos importantes por el flujo del mercado internacional.
Algunos ojos parecen cerrados para algunos compañeros que omiten este tipo de temas sociales y porque tal vez no les importe la situación de los victorenses de nacimiento o avecindados que sufrimos a diario por los estragos de los malos y pésimos funcionarios que incumplen, con el compromiso que se supone asumieron al aceptar el cargo, ya sea por mandato popular o por asignación.
Con los amigos que cito párrafos arriba, surgió la voz limpia, en su momento convincente de un empresario que nos pidió dirigiéramos mensajes propositivos, buenos para la capital de la tierra de la Tamaholipa, porque convino en la pésima imagen de los servidores públicos, pero también habló de la noble y leal Victoria donde radicamos y de ella debemos hablar bien. “Debemos marcar los puntos buenos, los aspectos positivos de la capital tamaulipeca, destacar las bondades que nos regala la ciudad, la imagen de su arquitectura, la nobleza de nuestra gente.” Dijo el empresario.
Descubro con las expresiones del comensal, los recuerdos positivos de Victoria, de la Victoria alegre, pacífica, bulliciosa con los ‘gallos’ escolares y de carnaval, con los festivales populares de Semana Santa o los domingos en las plazas públicas, en la Victoria de antes.
Lo malo es que, al salir de esa muy sana y esperanzadora reunión, al abordar el auto, un enorme bache obstaculiza el paso y unos metros más adelante, hoyancos de todos tamaños me acompañan hasta que me sorprende un ‘tope’ que golpea la suspensión, pues la tierra acumulada disimula bien esa protuberancia del pavimento y que, por la hora de la noche y la oscuridad de las calles, impide la visibilidad clara.
Caminar o conducir por las calles de la ciudad, pero sobre todo en las colonias populares, fuera del centro ¿histórico? y de los fraccionamientos privados o tradicionales de postín, es retratar esquinas y a media calle, centros contaminantes de enfermedades que, si bien pasó el camión recolector, dejó basura regada porque solo se llevan la embolsada.
El amigo empresario me levantó el ánimo para reencontrar los pocos atractivos que tiene Ciudad Victoria, por desgracia apenas salí a la calle, me hizo despertar de esa ilusión épica, como si me hubieran tirado de la cama al estar soñando con una ciudad que conocí en otra época.
Cierro este espacio con un hecho, sucedido apenas el jueves 15 pasado, con el atentando al periodista Ciro Gómez Leyva, cuyos atacantes en motocicleta dispararon con armas de fuego y huyeron. Por fortuna sin lastimar al comunicólogo de los Grupos Formula e Imagen.
Independientemente de las especulaciones sobre los autores materiales e intelectuales, las líneas de investigación, lejos de acercarse a la realidad, están permitiendo y hasta fomentando el desvío de la atención.
No han faltado los ‘compañeros y buenos amigos’ que señalan como posibles causas al tipo de noticias que Ciro Gómez y sus invitados abordan ante el público nacional, incluso en televisión abierta.
Tampoco han faltado las plumas que señalan a la delincuencia organizada y hasta al gobierno federal y hasta que solo fue un susto para que baje de tono en las noticias por los punzantes temas y hasta la mezcla de videos que permiten conclusiones que no todos ven.
Lo más interesante de todo es ¿Quién sigue?