DE PRIMERA….. LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA …..
Por si aún había dudas… la clase política no da clases
“Visa dorada y magisterio quemado: bienvenidos a la meritocracia del absurdo”
Por un lado, tenemos al “empresario” Donald Trump, que parece haber confundido la Casa Blanca con una sala VIP del aeropuerto. La nueva propuesta: pagar mil dólares —sí, MIL— para adelantar la cita de visa de turista. Como si viajar a EE.UU. ya no fuera suficientemente restrictivo, ahora será cuestión de: ¿tienes pasaporte o tarjeta platino?
Y no es broma: también está sobre la mesa vender la ciudadanía por cinco milloncitos. Literalmente, la “green card” convertida en tarjeta oro. Todo muy coherente con su cruzada moral por “limpiar” a Estados Unidos de narcos, pero eso sí, siempre y cuando traigan efectivo. Total, si el dinero huele a pólvora pero viene en maletín Louis Vuitton, se acepta.
El Departamento de Estado ya alertó que este “plan” tiene más huecos legales que queso suizo, pero eso no detiene a Trump, que parece creer que el sueño americano se compra como asiento de primera clase. Y mientras tanto, el turismo internacional caerá 7% en 2025, porque incluso los turistas prefieren gastar su dinero en países donde no los traten como cajeros automáticos.
Y si de absurdos hablamos, vámonos a México, donde el SNTE arde… literal.
¿Dónde está el ombudsman de la educación cuando los maestros están incendiando su propio sindicato? Ah, cierto, está metido en la grilla política o de paseo con Mario Delgado, el secretario de Educación que parece haber confundido el liderazgo magisterial con una gira de precampaña.
Alfonso Cepeda Salas, líder del SNTE, ha sido rebasado por la realidad. De liderazgo, nada. De diálogo, menos. Lo único que ha sabido hacer bien es no dar la cara mientras la sede sindical arde como reflejo de la indignación. Eso sí, ni él ni el SNTE han emitido un solo comunicado, quizás esperando que las llamas apaguen también la memoria colectiva.
Los maestros llevan más de 22 días en paro, y las aulas siguen vacías. ¿La respuesta institucional? Un largo silencio y una tragicomedia burocrática. Las demandas son válidas, claro, pero no se puede educar desde la violencia. Lo más triste es que los únicos que están aprendiendo algo en todo esto son los estudiantes… y lo que aprenden es que nadie los escucha.
Así que ahí lo tienen: en un país, puedes comprar ciudadanía; en otro, quemas tu sindicato para intentar ser escuchado. Y en ambos, la educación —sea en Harvard o en la primaria de Oaxaca— se convierte en un lujo que ya no todos pueden pagar.
¿La lección de hoy? Bienvenidos al nuevo orden mundial: “paga para entrar, grita para que te vean, y si no, pues arde con dignidad”.
Matamoros: tierra de nadie, terrenos de todos
“Regularízame esta: el arte de invadir y luego exigir escrituras”
En Matamoros, como si fuera parte del paisaje, los reclamos para regularizar terrenos irregulares —o como dicta la realidad sin maquillaje: invasiones— no dejan de llegar a la oficina de ITAVU, donde Arnoldo Cantú, delegado estatal, se ha convertido en una especie de mediador involuntario entre el oportunismo social y el derecho a la propiedad.
ITAVU, fiel a su función, se limita a regularizar, no a legitimar ocupaciones ilegales. Pero mientras el delegado explica que ellos solo “ordenan” lo que ya existe, del otro lado están los verdaderos dueños, esos villanos del melodrama local que tienen la osadía de pedir el doble por los terrenos… esos mismos que les fueron invadidos.
Según cifras del propio ITAVU, en Tamaulipas existen más de 65 mil viviendas en asentamientos irregulares, y una buena parte está en Matamoros. La mayoría de estos terrenos fueron ocupados sin autorización, pero hoy se exige su regularización como si se tratara de un trámite de licencia de conducir. Porque claro, aquí el que invade exige, el que es dueño negocia (si quiere seguir vivo), y el gobierno… observa.
Y es que el verdadero problema ya no es la necesidad —que es real— sino la mafia del “vendes o vendes”, un nuevo modelo de negocio en donde la presión social se mezcla con el amiguismo político y un dejo de amenaza. Aquí ya no se trata de mediar, sino de rendirse: o vendes tu terreno invadido al precio que te impongan o prepárate para vivir el resto de tus días explicando a media colonia por qué tu terreno ahora tiene vecinos no invitados.
El tema es delicado: la pobreza obliga, pero también la ley debe importar. Si invadir un terreno se convierte en el primer paso para obtener una casa con apoyo del Estado, entonces el mensaje es claro: cometer una ilegalidad te pone en la fila de la regularización… con todo y subsidio.
Así que la gran pregunta no es si los terrenos deben regularizarse o no. La verdadera pregunta es: ¿cuánto tiempo más vamos a permitir que el desorden se convierta en política pública? Porque entre invasores con fuero moral y propietarios sin derechos reales, Matamoros no parece una ciudad… parece una subasta sin reglas.
¿Y Arnoldo Cantú? Pues él, como buen delegado, se mantiene entre el expediente y la diplomacia: “nosotros solo regularizamos lo que ya existe”, dice. Y sí, lo que existe es un problema que crece, se encona… y se vende. A precio doble, claro.
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