
POR: Evaristo Benitez Castro
“Se acerca la gente… Y me dice cosas”.
Ahora que están refriteando en la prensa nacional el supuesto tráfico de influencias que el entonces presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) le aplicó a la empresa Israelí Pegasus, para suscribir contratos millonarios en México, no puedo evitar plantear algunos considerandos.
En los primeros meses de la gestión presidencial de AMLO, recordemos que inició el primero de diciembre de 2018, la prensa domesticada en una entrevista banquetera le preguntó…
“Señor presidente… cómo es que usted tiene información política de casi TODO lo que pasa en el país, tiene usted información privilegiada ?”.
Con la famosa pose de falsa modestia que caracteriza a los políticos de MORENA, el señor presidente AMLO contestó que, en sus giras con y por el pueblo… “se acercan meseros, taxistas, boleros, albañiles, coheteros, soldadores, plomeros, yeseros, sirvientas y ellos me dicen cosas, me confían de todo lo que les pasa”.
De una información oficial sin embargo se desprenden “otros datos”.
Resulta que con motivo de un litigio internacional, todavía en curso, entre la empresa Pegasus que en realidad se llama Spyware-Pegasus Israelí NSO, y la empresa WhtsApp, se documentó oficialmente que el gobierno federal mexicano entre los meses de abril y mayo de 2019… ESPIÓ a 456 ciudadanos (as) connacionales, sin la correspondiente orden judicial sino que por la vía libre y republicana.
Es así que si bien la empresa de espionaje Pegasus comenzó a trabajar en el país desde que EPN era presidente, en realidad sus mejores y mas rentables tiempos han sido en los regímenes de MORENA.
Queremos suponer que la moda en MORENA-GOBIERNO de adjudicarle todas las desgracias del país hoy a Peña Nieto como ayer a Felipe Calderón y anteayer a Ernesto Zedillo Ponce de León no es mas que una caja china para sorprender a incautos, nacionales y extranjeros.
Debemos reconocer sin embargo que ciertamente Andrés Manuel tenía mayor roce popular que sus pares EPN, o Felipe Calderón o Zedillo en el ejercicio de sus correspondientes gestiones constitucionales.
Pero ahora y aquí el tema es otro: se trata de la habilidad natural y adquirida, que tiene un presidente de México para distraer, para persuadir, para engañar, para lograr sus propósitos sin que el adversario se entere, ni cuando ni como se lo enchorizan.
Los mal querientes del ex presidente AMLO, que cada día crece su número y calidad, esperan que PRONTO la gente no se le acerque para decirle cosas al oído y permitir así que sea sorprendido por el presidente Trump.
Creo que esos mal querientes tendrán que esperar sentados.