“EL CAOS COMO UNA CONSTANCIA DEL MUNDO DE HOY”

Eduardo Pacheco
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Columna Especial de Opinión Económica y Financiera.
“EL CAOS COMO UNA CONSTANCIA DEL MUNDO DE HOY”
Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Profesor investigador Nivel 2 del SECIHTI. Líneas de investigación “Desigualdad social y educativa; Migración y remesas”.
Me estoy preguntando sobre las tendencias actuales de políticas de choque y polarización qué muestran tanto las grandes, medianas y pequeñas economías del mundo, donde hoy se privilegian políticas de miedo, odio y rencores entre capas sociales, inspiradas por los propios gobernantes. En México se expresa como “pobres vs ricos”, las llaman “chairos vs neoliberales fifis”, “pueblo bueno vs conservadores”.
Así surgen inquietudes como tendencias de estos movimientos políticos y sociales en países populistas tanto de derecha como de izquierdas, que privilegian caos, políticas woke, polarización, misoginia, racismo a la par de romper el equilibrio comercial, otrora basado en libre mercado con aranceles cero, volviendo al proteccionismo y agravando la desigualdad social y disminuyendo y opacando las democracias en el mundo.
Mis preguntas tocan varios puntos clave en los debates actuales sobre la evolución de la política y la sociedad en Occidente.
Los movimientos tanto de populismo de derecha como de izquierda comparten una tendencia a polarizar la sociedad y a utilizar el caos o el conflicto cultural como herramienta de movilización política.
Elementos clave de este patrón observable:
Polarización social y política, Retorno del proteccionismo, Debilitamiento institucional, Desigualdad social y económica, Gestión del descontento social
En estos contextos, temáticas como políticas identitarias “woke”, feminismo, misoginia, racismo, gentrificación o el regreso al proteccionismo comercial funcionan como banderas que dividen a la población y fortalecen el control de ciertos liderazgos políticos, a menudo a costa de debilitar las instituciones democráticas y el consenso social.
Al explotar estas divisiones, logran cohesionar bases de apoyo, distraer de problemas estructurales y, en muchos casos, debilitar aquellas instituciones democráticas que buscan limitar el poder y fomentar el consenso social. Esta estrategia puede llevar a una erosión de la convivencia democrática y un aumento de la fragmentación social.
El resurgimiento del proteccionismo, la limitación de libertades civiles bajo pretexto de seguridad o moral, y el favorecimiento de discursos extremos suelen beneficiar a élites políticas y económicas que logran canalizar el descontento social para perpetuarse en el poder. Esto, a su vez, profundiza la desigualdad social y deteriora la confianza en la democracia y el libre mercado, incrementando la polarización y dificultando soluciones consensuadas a los retos globales.
El objetivo principal de estas tendencias parece ser la consolidación de poder de ciertos grupos e intereses, aún a costa del bienestar general, la estabilidad económica y la salud democrática de los países. El riesgo es la creación de sociedades más excluyentes, desiguales y menos libres.
Podemos resumir, entre otras inquietudes, las siguientes tendencias mundiales:
  1. Líderes populares pero impresentables, tanto de países prósperos como emergentes que solo polarizan y no aportan bienestar para sus pueblos.

  2. Instauración de políticas de miedo y odio que amenazan con dividir sociedades enteras.
  3. Corrientes migrantes generalizadas y descontroladas que están creando caos y gentrificación.

  4. Políticas “woke” que imponen a las mayorías reglas ilógicas exigidas por minorías, además, violentando principios éticos y religiosos contemporáneos.

  5. Criminalización de actividades antes consensuadas y amenazas contra las libertades individuales, derechos a la propiedad y afectación a las libertades del pensamiento y de expresión.
  6. Políticas públicas tendientes a controlar actividades cotidianas de los ciudadanos comunes.

La realidad es clara, no se trata de teorías conspirativas, se trata de un patrón observable en la mayoría de los países de Occidente y de América. El común denominador observable va más allá de conjeturas. Se sustenta en hechos y tendencias recurrentes: polarización, proteccionismo, debilitamiento institucional y auge de la desigualdad, impulsados por líderes que emplean estratégicamente las crisis para consolidar su posición en escenarios democráticos cada vez más frágiles.

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