Tamaulipas en la mira presidencial

Eduardo Pacheco
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CONFIDENCIAL
Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
                                 Tamaulipas en la mira presidencial
Claudia Sheinbaum regresó a Ciudad Victoria este domingo. Fue su quinta visita a Tamaulipas desde que asumió la Presidencia de la República, y la más significativa, porque dejó en claro dos cosas: que este estado está en su radar político y que, por fin, los vientos federales soplan a favor de la entidad.
La capital se convirtió en escenario de un acto que, más allá de la formalidad del informe, marcó un giro de expectativas. Tamaulipas, históricamente marginado de la atención federal, empieza a ver signos de un trato distinto.
El anuncio de la segunda línea del acueducto para Ciudad Victoria es, sin duda, la joya de la corona. Se trata de la obra más urgente y más sentida por la población, un proyecto que se había convertido en promesa incumplida sexenio tras sexenio. Ahora, con Sheinbaum, parece que dejará de ser un espejismo.
El desabasto de agua en Victoria ha sido un tormento recurrente. Cada verano, cientos de familias padecen semanas enteras sin una gota en la llave. La ciudad se paraliza, la vida cotidiana se vuelve un suplicio y la inconformidad ciudadana alcanza niveles insoportables. El acueducto no es lujo, es supervivencia.
Que la presidenta lo haya colocado en su lista de compromisos es un gesto de reconciliación con una ciudad castigada por la indiferencia oficial. Significa que, por primera vez en mucho tiempo, el discurso federal y las necesidades locales parecen coincidir.
Pero no se trata solo de Victoria. Nuevo Laredo, el puerto fronterizo más importante de México, también fue beneficiado. La Agencia Nacional de Aduanas dejará de ser un proyecto inconcluso y se consolidará en esa ciudad estratégica. Con ello, se fortalecerá la economía regional y se dotará de músculo institucional a la frontera.
El tren de pasajeros México–Nuevo Laredo, otro de los proyectos emblemáticos, cobra vida en este nuevo escenario. No es solamente un medio de transporte, es la posibilidad de conectar al noreste con el centro del país y de integrar cadenas económicas y sociales que habían estado fragmentadas.
El sur de Tamaulipas tampoco quedó al margen. Las inversiones anunciadas en transporte público significan una bocanada de modernización en una zona que aporta gran parte del dinamismo industrial y comercial de la entidad. Todo esto configura una visión integral, no fragmentada.
La lectura política es evidente: a Tamaulipas le va a ir bien con este gobierno federal. Y le va a ir bien en un momento clave, porque la presidenta apenas inicia su sexenio y Américo Villarreal se encuentra en la mitad de su gestión. La coincidencia de tiempos es estratégica.
Ahora bien, más allá de los proyectos, hay un elemento político de fondo. Durante su discurso, Sheinbaum no solo habló de obras. También lanzó un espaldarazo abierto al gobernador Américo Villarreal. Lo colocó, con todas sus letras, como el líder político en el estado.
Ese reconocimiento no fue casualidad. Fue mensaje. Un mensaje dirigido a los morenistas que en Tamaulipas juegan a la indisciplina, a quienes sueñan con construirse agendas propias ignorando al jefe político de la entidad. Sheinbaum fue clara: en Tamaulipas, el liderazgo recae en Villarreal.
No lo dijo con esa crudeza, pero lo deslizó con la elegancia que caracteriza a los políticos que saben comunicar sin declarar guerra. Y en política, los silencios pesan tanto como las palabras.
El espaldarazo tuvo dos dimensiones: la presupuestal y la política. Presupuestal, porque el anuncio de obras millonarias implica confianza en la administración estatal. Política, porque la validación presidencial neutraliza a quienes pretenden minar la autoridad del gobernador.
Por eso, la visita no puede leerse como una gira más. Fue, en realidad, un acto de alineación estratégica entre la federación y el estado. Y en el fondo, una advertencia sutil: la 4T en Tamaulipas se conduce bajo un mando definido.
En conclusión, la quinta visita de Claudia Sheinbaum a Tamaulipas no fue un acto de trámite. Fue un anuncio de inversiones, un espaldarazo político y un mensaje de disciplina interna. Fue, sobre todo, una señal de que la entidad ha dejado de estar en la periferia del interés federal.
Si los compromisos se cumplen, Tamaulipas habrá encontrado, por fin, el cauce de un gobierno federal que no lo mira como territorio ajeno, sino como pieza central de su proyecto nacional. Y esa es, quizá, la mejor noticia para un estado que durante años se acostumbró a recibir menos de lo que merece.
EL RESTO.
SHEINBAUM y CARMEN LILIA.
La visita de Claudia Sheinbaum también dejó ver la buena relación que mantiene con la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas Villarreal.
Durante el evento, el trato distinguido de la presidenta hacia la edil fronteriza no pasó desapercibido. Hubo sonrisas, cercanía y una cortesía que en política no se regala. Circula incluso una fotografía en la que se aprecia con claridad la deferencia del saludo, y en este oficio sabemos que las imágenes dicen mucho más que los discursos.
Para nadie es un secreto que Carmen Lilia es una de las cartas fuertes de Morena para la sucesión gubernamental del 2028, y el gesto de Sheinbaum es, sin duda, un guiño que habla mucho.
¿DEBE PREOCUPARSE EL EXALCALDE?.-En contraste, el que no salió bien librado del informe presidencial fue el hoy diputado federal y exalcalde de Matamoros, Mario López, mejor conocido como “La Borrega”.
El legislador llegó al Polyforum confiado en acceder al evento, pero en la entrada lo frenaron: su nombre no estaba en la lista de invitados. El desaire fue evidente y bochornoso. No es difícil leer entre líneas: en la política de la 4T nada ocurre por casualidad, y la exclusión de López podría ser la antesala de problemas mayores.
Sus cuentas públicas como alcalde ya arrastran reprobaciones, y quedar fuera del ánimo presidencial es una señal que debería preocuparle más de lo que aparenta.
ASI ANDAN LAS COSAS
roger_rogelio@hotmail.com
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