Por: Luis Enrique Arreola Vidal.
Maduro llamó a Trump 15 minutos.
No para negociar.
Para rogar como dictador arrinconado que sabe que ya perdió.
Su lista —revelada por Reuters— es un catálogo de podredumbre:
1.- Amnistía total para él y toda su tribu. “Déjenme disfrutar lo robado sin molestias”.
2.- Quitar todas las sanciones. “Devuélvanme la manguera de dólares, que sin ella me marchito”.
3.- Enterrar el caso de la Corte Penal Internacional. “Mis crímenes de lesa humanidad pesan… pero no tanto como mi cobardía”.
4.- Limpiar a más de 100 cómplices. “No se me vaya a ahogar el cartel en pleno”.
5 Poner a Delcy Rodríguez de presidenta interina. “Yo huyo, pero la silla queda en el feudo familiar”.
Ni las dictaduras más torpes del siglo XX tuvieron el cinismo de pedir semejante paquete de impunidad envuelto para regalo.
Maduro sí.
Porque cuando un régimen se desploma, lo primero que pide es perdón… antes de correr.
Trump dijo NO.
Europa dijo NO.
La región dijo NO.
Y México, con su diplomacia tropical, dijo: “Compañero presidente, aquí estamos”.
Una vergüenza histórica.
EL ESPEJO QUE NADIE QUIERE MIRAR.
A México no le molesta Venezuela; le molesta aceptar que nos parecemos cada día más.
- La prensa perseguida, • Los críticos satanizados, • Las fiscalías arrodilladas, • Los abrazos a dictaduras, • El culto al líder, • La normalización del abuso.
Venezuela no empezó con hambre.
Empezó con silencios.
Y México ya aprendió a callar demasiado bien.
Pero el cinismo se acelera: mientras Pemex pierde miles de millones en deudas, el gobierno de Sheinbaum triplicó los envíos de petróleo subsidiado a Cuba, mandando 58 cargamentos por $3 mil millones de dólares entre mayo y agosto de 2025 —tres veces lo de los últimos dos años de AMLO, según Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
Y no para ahí: entre 2022 y 2025, México ha soltado más de $105 millones de dólares al régimen cubano por brigadas médicas —solo $24 millones en 2023 por 610 especialistas—, financiando un esquema que la ONU y el Departamento de Estado de EE.UU. tachan de trata de personas y trabajo forzado: médicos con pasaportes confiscados, vigilados 24/7, recibiendo solo el 10-25% de su salario mientras La Habana se embolsa el 75-90%, con amenazas a familias si desertan.
¿Solidaridad humanitaria? Más bien, subsidio a tiranos: millones de Pemex para apagar apagones en La Habana, y fondos públicos mexicanos para esclavizar a médicos cubanos en clínicas de IMSS-Bienestar.
8 MILLONES DE EXILIADOS. Y AÚN ASÍ HAY QUIEN LE PRENDE VELADORAS.
Un país que expulsó a 8 millones de ciudadanos, destruyó su moneda, su salud, su democracia y su futuro, ahora pide amnistía como quien suplica un descuento en la caja.
Eso no es negociación.
Eso es confesión de derrota.
Maduro ya está terminado.
El mundo lo sabe.
Él lo sabe.
Pero México sigue tratando al tirano como si fuera prócer caribeño, mientras bombea dólares a sus clones en La Habana.
Cuando un dictador pide que le borren sus crímenes, no está pensando en su pueblo.
Está pensando en su fuga.
Y el día que un gobierno mexicano pida lo mismo… será porque el país ya está roto y nosotros no lo quisimos ver —ni con el petróleo regalado ni con los médicos encadenados.
Venezuela es advertencia.
Es espejo.
Y es destino…
si no frenamos la caída ya.
