“Sin ellos no hay Navidad”: la ausencia también marchó en Reynosa

Eduardo Pacheco
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“Sin ellos no hay Navidad”: la ausencia también marchó en Reynosa

*Madres buscadoras transforman la plaza principal en un memorial por sus familiares desaparecidos; el silencio fue la consigna.

Por Julio Manuel Loya Guzmán.
Reynosa, Tamaulipas.– Mientras los villancicos comienzan a escucharse en las calles y los comercios afinan los últimos detalles para la Nochebuena, en la plaza principal no hubo música ni festejo. Hubo silencio. Hubo fotografías de personas desaparecidas. Hubo nombres que siguen esperando respuesta.

Desde las 8:00 de la mañana de este martes, madres, padres, hijas y esposas llegaron uno a uno al corazón de Reynosa cargando algo más pesado que una lona o una esfera navideña: la ausencia. La de quienes no regresaron a casa y siguen desaparecidos en Tamaulipas.

Integrantes del Colectivo Amor por los Desaparecidos en Tamaulipas transformaron la plaza pública en un memorial improvisado. Donde otros colocan adornos para celebrar la Navidad, ellas colgaron rostros impresos, fechas, nombres y miradas detenidas en el tiempo. Cada fotografía colgada fue un recordatorio incómodo: en esta ciudad, la fiesta no alcanza para todos.

La consigna fue clara y directa: “Sin ellos no hay Navidad”. No como eslogan, sino como verdad cotidiana. Para estas familias, las cenas están incompletas, las sillas vacías y las mesas cargadas de preguntas sin respuesta.

La marcha, encabezada por Edith González, líder del colectivo, avanzó de manera pacífica, pero con paso firme. No hubo gritos de confrontación, pero sí un mensaje contundente: la desaparición sigue siendo una herida abierta y el tiempo, lejos de cerrar el dolor, lo profundiza.

Algunas madres apretaban con fuerza las fotografías de sus hijos; otras caminaban en silencio, con la mirada fija al frente, como si aún los buscaran entre la multitud.

En medio del recorrido, las esferas navideñas colgadas no simbolizaron celebración, sino memoria. Veladoras encendidas rompieron la rutina del tránsito urbano y obligaron a los transeúntes a mirar de frente una realidad que muchas veces se prefiere ignorar.

Durante el acto simbólico, las familias volvieron a exigir lo mismo que han pedido durante años: búsqueda real, investigaciones efectivas y justicia. No discursos. No promesas. Resultados.

Denunciaron que en Tamaulipas la desaparición no es un hecho aislado, sino un fenómeno que se acumula y deja a cientos de hogares atrapados entre la esperanza y el abandono institucional.

La crónica de esa mañana no estuvo escrita con luces ni regalos, sino con ausencias. Ausencias que se repiten en cada diciembre, cuando las familias vuelven a colocar una foto donde debería estar una persona y una vela donde debería haber un abrazo.

Antes de retirarse, el colectivo dejó claro que la lucha no se detiene por el calendario. No hay descanso, no hay tregua y no hay Navidad completa mientras siga faltando alguien en casa. Porque para ellas, la esperanza sigue viva, pero la paciencia se agotó hace tiempo.
En Reynosa, este diciembre, la Navidad también marchó. Y lo hizo vestida de duelo, dignidad y resistencia.

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