Que el Chapulin nos ayude

Eduardo Pacheco
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Por Raúl Hernández Moreno

Muy mal les ha ido a los cuatro aspirantes de Morena a la gubernatura del 2022 en sus visitas a Nuevo Laredo. Sus visitas no tuvieron impacto en la sociedad, pasaron desapercibidas, pocos se enteraron a lo que vinieron. ¿Con ellos quiere ganar Morena? Muy flaca esta la caballada.

Ramón Gómez Leal, Rodolfo González Valderrama, Américo Villarreal y Héctor Garza, traen muy poco en el morral, o quizá hasta vacío esta. Sus anfitriones han optado por organizarles encuentros de circuito cerrado, con unas cuantas decenas de asistentes.

Morena tiene que meter el acelerador si quiere jugar a ganar en el 2020. Hasta ahora sus candidatos están desangelados, aguados, no entusiasman.

Hay que recordar que en el 2016, Héctor Garza fue candidato a gobernador por Morena y obtuvo 32 mil votos, contra 721 mil del PAN.

En estas visitas ha tenido un papel destacado el empresario Eduardo Garza que con motivo de las fiestas por el natalicio de George Washington tuvo de invitados a Mario Delgado, Américo Villarreal, al senador José Narro, a diputados tamaulipecos.

Originario de Nuevo Laredo y domiciliado en Laredo, Texas, desde donde hace su vida, a Garza siempre le han gustado la cercanía con el poder.

En los tiempos del PAN le gustaba invitar a Laredo, Texas a los dirigentes nacionales de ese partido, como César Nava y Ricardo Anaya.

En el 2018 atendió en la vecina ciudad a Alfonso Romo, jefe de la oficina del presidente, en el gobierno de la 4T. De hecho fue uno de los invitados a la famosa cena en la que el Presidente extorsionó, perdón, les pidió a los empresarios que compraran boletos para la rifa del avión, sin avión, con cachitos desde 20 a 200 millones de pesos.

Garza puede usar su cercanía con el poder para ayudar a ser candidato a alguien que se lo pida.

Lo que son las cosas, la semana pasada la diputada Carmen Lilia Canturosas presumió en las redes la fortaleza del peso y reto a los críticos de la 4T a que digieran algo al respecto y dos días después el peso se disparo a casi 22 pesos, en el interior del país.

La 4T no entiende que la fortaleza del peso no la da ni la quita el gobierno. Son factores externos los que deciden su paridad. Si hasta la semana pasada estaba fuerte, era resultado de las altas tasas de interés que tiene establecidas el Banco de México, uno de los pocos organismos autónomos que ha defendido su independencia frente al autoritarismo del gobierno de la 4T.

Si ahora la paridad del peso se disparo es resultado de los efectos nocivos del coronavirus y la guerra del petróleo. López Obrador no puede hacer nada para frenar o detener esta caída, será el comportamiento de la economía globalizada la que regule el mercado.

El problema es que el año pasado el crecimiento fue de menos 0.1 por ciento, Pemex perdió 35 mil millones de dólares, se cayó la recaudación fiscal del ISR y del IVA y se echó mano al fondo de contingencia para frenar los datos negativos. Este año el crecimiento ya se ajusto de hasta 1.5 a 0.7 por ciento, sigue sin repuntar la recaudación del IVA y el ISR, Pemex se sigue hundiendo y tenemos un Presidente que no quiere ser Presidente. Ahora, ¿quién podrá ayudarnos?

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