Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno
Aún año de distancia, Carmen Lilia Canturosas se posesiona como la favorita para ser candidata de Morena a la presidencia municipal.
No solo es la más conocida entre los morenistas y la ciudadanía en general, sino además es la única que tiene acceso indirecto con el presidente de la república. Y ante ese tipo de apoyos, de poco sirve tener de aliado a Ricardo Monreal o a Ramón Gómez Leal, como pasa con otros aspirantes.
En materia de candidatos, Morena es una copia del PRI de la década de los años setentas del siglo pasado, cuando la opinión del Presidente de la República estaba por encima de todo y de todos. Hoy pasa exactamente lo mismo. La opinión de Andrés Manuel López Obrador pesa en Morena y no está a discusión.
En el 2018, Ramón Gómez Leal se registro como aspirante a candidato a senador, no ganó y la convocatoria establecía que los prospectos se podían registrar para cualquier candidatura, pero no para dos distintas, al perder Gómez Leal quedó fuera, pero los documentos internos los mandó al carajo López Obrador y justo aquí en Nuevo Laredo, destapó a Gómez Leal como candidato a la alcaldía de Reynosa, haciendo a un lado a otros morenistas.
Es cierto que fue un magnífico candidato, pero ni debió serlo ni gano.
Seguramente al PAN no le gusta Carmen Lilia como candidata, porque es una opositora real. Hay otros aspirantes que juegan a ser opositores, pero son más panistas que los panistas.
Haría bien el PAN en hacerse a la idea de que Carmen Lilia va a ser la candidata de Morena y trazar una ruta para enfrentarla en su momento.
¿Qué tan bueno es para Morena postular a Carmen Lilia en el 2021? Habría que verlo, porque si bien es cierto que ha sido regidora por el PAN y diputada por Morena, las dos veces lo ha sido por la vía plurinominal, no ha batallado para llegar. Que sea candidata no es garantía de triunfo.
En el 2019 hubo quien pensó que por haberla registrado como candidata plurinominal, al estar incluido su nombre en la boleta, ayudaría a ganar a los candidatos de mayoría. Y la verdad no fue así, los tres candidatos perdieron con mucha diferencia con respecto a los candidatos del PAN, lo que corroboró que la participación de Carmen Lilia no influyó en las votaciones.
El principal reto de Carmen Lilia, y de los morenistas en general, es intentar convencer a sus correligionarios de que lleguen unidos a la elección, lo que se antoja una tarea casi imposible, además de desgastante. ¿Valdrá la pena dedicarle muchas horas-hombre, reuniones y dinero buscando una unidad que finalmente no se va a lograr?
Es mejor trabajar con lo que se tiene a la mano, el que quiera sumarse, bienvenido, y el que no, pues no.
En el pasado, Morena se confió en los resultados de encuestas que los favorecían, hizo campañas muy flojas y al final perdió en las urnas.
Y es que las encuestas engañan a los bobos.