Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno
Desde hace varias semanas, el nombre de Ramiro Ramos Salinas es mencionado en columnas políticas y en redes sociales, como un prospecto del PRI para el 2021 y el 2022.
En encuestas que se han levantado aparece en los primeros lugares. Alguna lo ubica en el segundo lugar de los aspirantes mejor posicionados para la gubernatura y en otra aparece en el cuarto lugar, para presidente municipal.
Han aparecido varias columnas políticas, unas a favor y otras en contra, como todo. Nadie es una perita en dulce, para caerle bien a todo el mundo. Y hay comentarios de la militancia en el mismo sentido que el de los opinadores.
Ex dirigente estatal del PRI, subsecretario de operación política en el CEN del mismo partido, presidente de la junta de coordinación política del Congreso, hasta ahora Ramiro no ha tenido la oportunidad de ser candidato ni a suplente de regidor.
Ha coordinado campañas –la última fue la de Horacio Seoane, a diputado local en el 2019-, pero no ha sido candidato.
A lo largo de los años, en diversas entrevistas, Ramiro ha dicho que gustoso aceptaría ser candidato del PRI. Es una experiencia que le gustaría vivir.
Los tiempos del PRI hegemónico, en el que las campañas no eran para competir, sino para legitimarse, son parte de un pasado que no volverá. Ahora hay una competencia más amplia entre los partidos y en esa competencia el PRI cada vez está más debilitado. Actualmente es la tercera fuerza electoral, muy alejado del segundo lugar. Cada nueva elección es más difícil para el PRI. Batalla para reunir fondos económicos, batalla para reunir militantes y simpatizantes, batalla para encontrar candidatos. En un clima tan adverso, es encomiable que existan militantes que quieran representar al PRI. Cada candidato, cada activista que coloca pegotes en la campaña, cada simpatízate que aporta 50 mil o mil pesos para la campaña, cada militante que accede a ser representante de casilla, todo se reconoce y agradece, en tiempos en que conseguir adeptos cada vez es más complicado. Antes todo mundo quería sumarse al PRI, ahora no.
Que Ramiro Ramos quiera ser candidato, es un punto bueno, porque se necesita querer mucho al PRI para animarse a participar en la próxima campaña, desde la trinchera que se le invite, porque el PRI tiene todo que perder, y poco que ganar.
Las ganas de Ramiro de ser candidato están puestas sobre la mesa. Corresponde al PRI decidir si lo invita. Y puede ser compitiendo para la presidencia municipal en el 2021 o para la gubernatura en el 2022.
Verlo en la boleta del 2021 se antoja lo más viable, porque hay una mayor identificación y conocimiento entre Ramiro y la militancia de Nuevo Laredo.