Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez
Los estragos del Huracán Hanna que empezamos a vivir desde el viernes 24 pasado, se sintieron con mayor intensidad en la frontera tamaulipeca, particularmente desde Matamoros hasta Nuevo Laredo, con vientos y agua en las zonas urbanas y rurales de aquella zona.
Hasta la el momento no se reportan víctimas por este fenómeno natural, aunque por el lado de la pandemia del COVID- 19 seguimos el número de contagiados y fallecidos sigue a la alza, de tal forma que el cierre de este espacio se contabilizan en 14 mil 930 y 915, respectivamente.
Del Sector Salud se obtienen datos divulgados por noticieros de radio y televisión locales, en la capital del estado existen mil 236 contagiados, 537 activos, 660 recuperados y 39 defunciones.
El gran pero es que a la Pandemia del COVID-19 se han sumado los trastornos en distintos contextos, como la economía, el desempleo, la familia, el desabasto de medicamentos, etc., y el sábado 25 pasado se sumó lo del Huracán Hanna.
Ante de Hanna, a principios de la semana pasada, agricultores de Sonora y Chihuahua protestaron muy airadamente por la existencia de un convenio que México firmó con Estados Unidos en 1944 y como cada año, sigue lastimando la economía de este sector productivo del norte del país.
El caso es que como todos los años, México debe pagar a Estados Unidos, agua del Río Bravo, poniendo en riesgo el desabasto de la región de este lado de la frontera, pero el presidente don Manuel López Obrador, declaró en su Conferencia Lagañera, que solo en caso de que los agricultores se quedaran sin agua, pediría de inmediato una reunión con su homólogo Gringo, Donald Trump, para hablar del tema.
Literal, el tabasqueño ahora de presidente de todos los mexicanos, le diría al señor Donald Trump “Oiga, espérenos, no podemos ahora, porque se quedarían nuestros agricultores sin agua; no podría darles la espalda”.
Desde luego que el presidente mexicano no sabía de la llegada del Huracán Hanna, pero recalcó que no es verdad que la gente se quedará sin agua y que realizaría un viaje exclusivo a Sonora para explicar a los Yaquis el tratado por el cual México debe pagarle agua a Estados Unidos. O sea… iría a corroborar si les hablan con la verdad.
En una síntesis histórica se sabe que el Tratado de Aguas de 1944 entre México-E. U., se refiere a la delimitación de los derechos de ambos países sobre las aguas internacionales, donde se establece que México asigna agua a Estados Unidos del Río Bravo, y Estados Unidos asigna agua a México del río Colorado.
Según los historiadores este Tratado Internacional tardó más de noventa años en concretarse, contando 45 disputas entre ambos países y poco más de 50 negociaciones específicas, basadas en prioridades del uso común de las aguas internacionales: usos domésticos, agricultura y ganadería y energía eléctrica.
En México es el Río Bravo del Norte; para los gringos es el Río Grande, pero le llamemos como queramos, este rio nace en EU y su caudal natural fluye en dirección sur y sureste a través de estados como Colorado y Nuevo México, llegando a El Paso, Tx., se interna a territorio nacional y hace la natural frontera norte.
El Río Bravo tiene un total de 3 mil 034 km de longitud y del lado mexicano pasa por los estados de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, hasta desaguar en el golfo de México. Es catalogado como el cuarto río más largo de América del Norte.
Sin embargo campesinos no solo de los estados que ahora se inconforman, sino inclusive de Tamaulipas, han dejado huella de las protestas por el agua que ‘pagamos’ a los vecinos, porque este importante Río nace en aquél territorio, es de ellos, aunque mañosamente construyen presas y represas para el almacenaje de agua, pero los estadounidenses aseguran su abasto, aunque a México le quede poco o nada de ése vital líquido.
El agua de dejó Hanna, desde luego no satisface las necesidades de los agricultores que se niegan a la apertura de presas para los gringos, tan simple porque Sonora y Chihuahua están muy lejos de las aguas que dejó la depresión tropical vuelta huracán.
Cierro este espacio con un mensaje no oficial que circula en redes sociales y por su importancia, con gusto reproduzco.
“Los empleados y recolectores de basura solicitan a las familias que tengan un familiar COVID, separen la basura de su enfermo en bolsa de plástico amarrada con un listón o cinta roja y de ser posible, rociarla con desinfectante.”
Es importante no solo es cuidarnos, también cuidar a los demás nos beneficia.