Maremágnum
Por Mario Vargas Suarez
Lamentable pero real, la historia nacional evoluciona como los personajes populares y en la política no es la excepción, incluso en los conflictos internos e internacionales, donde se despliegan pleitos en todos los niveles.
La pandemia del COVID-19 y ¿las diversas? mutaciones que han surgido al otro lado del mundo y llegado a este lado; la inseguridad no solo de los mexicanos que sigue presente, sino en los países que continúan expulsando a sus ciudadanos para encontrar ‘su sueño México-americano’ y ahora el tema insalvable del general Salvador Cienfuegos Zepeda.
Alguna vez leí que México, era el traspatio de los Gringos, también la desafortunada expresión ‘Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos’ que nos sigue ubicando como el ‘juguete’ de los vecinos.
Nunca en la historia escrita, ni en la rumorología popular del país, hubo noticias de la detención y encarcelamiento de un mexicano en Estados Unidos, que hubiera figurado en el gabinete presidencial.
Es cierto que ha habido encarcelamiento de exgobernadores y hasta en el golpe de estado en Panamá, donde el general Alfonso Noriega, presidente de ése país, fue detenido y trasladado a E U en calidad de prisionero, donde fue juzgado y sentenciado, allá.
En la detención del general Cienfuegos, México se limitó a sorprenderse, sin encontrar palabras, explicaciones que justificaran los hechos. Se limitaron a preguntar y ser respetuosos observadores del proceso.
Para sorpresa vino la desestimación de cargos por la DEA, quizá por la intervención de Washington, pero no lo fue para los mexicanitos que vieron en los noticieros el traslado de Cienfuegos a la capital mexicana y ahí fuera juzgado, según el expediente de la DEA.
El que las autoridades nacionales, léase Fiscalía General de la República (FGR), hayan desestimado las acusaciones gringas contra Salvador Cienfuegos Zepeda y afirmar que los gringos cometieron errores que ningún juez -agrego- de ningún país puede tomar como válidas, aunque ‘la investigación estadounidense, sólida, de 8 años,’ se fue a la basura.
El gobierno mexicano casi desesperadamente ha defendido su postura e insiste muy enfáticamente que la DEA y a las autoridades estadounidenses, no hicieron una investigación sólida, sin pruebas que justificaran los presuntos nexos del general Cienfuegos con el narcotráfico mexicano.
Dice Gertz Manero, titular de la FGR, que los gringos ‘se rajaron’ de llevar a juicio a Salvador Cienfuegos y con la fuerza que le pueda dar la 4ª T, amenazó que solicitará un juicio internacional contra de la DEA gringa, además de todas aquellas instituciones involucradas en el caso del exsecretario de Defensa mexicana, sobre todo, para saber exactamente por qué se retiraron los cargos de los que se le señalaba. Mejor no le mueva.
Hasta el momento nadie sabe las implicaciones diplomáticas que pudiera acarrearse México con Estados Unidos, pues sabemos del ‘prestigio’ que un país y otro tienen a lo largo de la historia individual.
No es de extrañar que, para salvar el buen nombre de las instituciones, haya represalias gringas contra los mexicanos, en cualquier tema, además que el de Tabasco ha demostrado su simpatía con el que azuzó a sus compatriotas para tomar el Capitolio, donde murieron cinco de sus seguidores.
Los norteamericanos por el momento viven su fiesta cívica, no sin el temor de acciones que pudieran romper la aparente paz social, por lo menos en Washington. Tal vez reserven la posibilidad de reabrir la investigación contra Cienfuegos Zepeda y no dude que pudieran sumar a otros políticos importantes… de ayer y hoy.
Hay muchos mexicanos en cárceles del vecino país, incluso varios connacionales de quinta o sexta categoría, por sentencias judiciales han sido condenados a la pena de muerte. Lo que nos lleva a preguntar la proporción de norteamericanos en la misma situación.
Vino a mi mente el caso de Florence Marie Louise Cassez Crépin, francesa, acusada y condenada por tribunales mexicanos a 60 años de prisión, basada en la comisión de los delitos de secuestro, delincuencia organizada y posesión ilegal de armas de fuego de uso exclusivo del ejército. El copetes Peña Nieto la regresó sin problemas a su país natal.