Hipódromo Político

por Carlos G. Cortés García

 

ADIÓS FONDEN… Y AHORA ¿QUIEN PODRÁ DEFENDERNOS?

·        Ya no hay recursos para atender a las familias afectadas por fenómenos naturales pero si para consultas frívolas e innecesarias.

El Fondo de Desastres Naturales, FONDEN, que fue creado en el gobierno de Ernesto Zedillo, allá por 1996, y para ayudar a las poblaciones afectadas por la ocurrencia de fenómenos naturales, quedó finalmente extinto por abrogación, según fue publicado en el Diario Oficial de la Federación.

Y es que este miércoles 28 de julio de 2021, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del Gobierno Federal oficializó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales, al publicar el acuerdo que extingue dicho fideicomiso en el Diario Oficial de la Federación.

Textualmente se puede leer en el documento oficial: “se abroga el acuerdo por el que se emiten las Reglas Generales del Fondo de Desastres Naturales publicado en el Diario Oficial de la Federación el 3 de diciembre de 2010”. Y tras la publicación, se dejó sin efecto el acuerdo por el cual se emitieron las reglas generales del Fondo de Desastres Naturales y sus modificaciones, así como los lineamientos y disposiciones que surgieron del mismo mecanismo.

El acuerdo publicado en el DOF también hace referencia a que los convenios suscritos por Hacienda y la Secretaría de Seguridad Pública con los estados, en relación al Fondo de Desastres Naturales, continuarán vigentes mientras no se suscriban los instrumentos jurídicos que los sustituyan.

La Secretaría de Hacienda detalló que los programas de obras y acciones autorizados e iniciados previamente a la entrada en vigor del acuerdo de abrogación, “concluirán conforme a lo planeado y su ejecución será responsabilidad de las dependencias y entidades correspondientes”.

No se puede olvidar que el Fonden era un instrumento financiero, dentro del Sistema Nacional de Protección Civil, del cual salían los recursos para enfrentar emergencias que, al ser consecuencia de los efectos de la naturaleza, no se pueden presupuestar.

Con la existencia del Fonden se activaban recursos económicos en las entidades afectadas por ciclones, huracanes, sismos y cualquier otro fenómeno natural, y se podían acceder a los recursos al poco tiempo de ocurridas las afectaciones, dinero, que se aplicaba en la reparación de infraestructura y de los bienes de las personas afectadas por desastres naturales. Dichos recursos eran manejados por el gobierno federal a través de las secretarías de Hacienda y de Gobernación.

Pero, ¿cuál fue el argumento presidencial para desaparecer el Fondo de Desastres Naturales, junto a otros 108 fideicomisos del gobierno federal? “Porque hay elementos suficientes para sostener que era una especie de caja chica, bueno, ni tan chica, para funcionarios que compraban de todo son licitar. Miles de millones de pesos en catres, láminas de zinc, en todo, a precios elevadísimos, hay gente que vivía de venderle a Gobernación, que hacían buenos negocios”, expresó el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el 7 de octubre del 2020 cuando defendió la desaparición de los fideicomisos, la cual finalmente se llevó a cabo.

El punto focal del asunto es que esta desaparición se llevó a cabo dos años después de haber asumido la titularidad del ejecutivo federal y si “las raterías” que el aseguró ocurrieron en Hacienda y Gobernación, ocurrieron en la nueva administración, estas fueron responsabilidad de su equipo de gobierno y los mexicanos nunca vimos mano dura contra las transas y los trastupijes.

Y si las raterías se dieron en pasadas administraciones, tampoco supimos de la presentación de las denuncias ante la autoridad ministerial para llevar a los responsables a prisión.

A mí, en lo personal, me parece que la solución, por lo pronto para el FONDEN, hubiera sido una actualización de las reglas de operación cuidando que nadie pudiera meter las manos a la caja de las galletas y endureciendo los castigos para los funcionarios que abusaran de estos dineros.

¿Y por qué lo digo? Por dos cosas. Primero, porque con la desaparición del Fondo de Desastres Naturales no habrá fondos de donde echar mano para poder atender a las comunidades afectadas por fenómenos naturales y si se deja esta responsabilidad a estados y municipios, pues el presupuesto no les va a dar para ello. Segundo, con la desaparición del FONDEN, hay el riesgo de que lo vivido recientemente en Matamoros se replique en otras latitudes del país.

¿Qué ocurrió? Los días 9 y 10 de julio pasados, cayó un terrible aguacero en ese municipio de Tamaulipas que lastimó a más de 35 mil familias de 40 colonias de la ciudad. Y la Coordinación Nacional de Protección Civil, “con recursos del hoy desaparecido FONDEN”, mando apoyos, mínimos, despensas, láminas y cobijas, para atender a 226 familias. ¿Y las otras 34,774 familias? Pues si no las atienden el estado y el municipio, entonces que se jodan.

¿Esas son las respuestas que esperamos los ciudadanos de un gobierno “consciente, humanitario y preocupado por los pobres? Pues así parece, porque mientras se estrangularon los recursos del FONDEN para atender a las familias afectadas por la ocurrencia de fenómenos naturales, se gastaron casi 600 millones de pesos en una consulta ciudadana que, sin duda, no sólo no va a meter a la cárcel a los ex presidentes sino que, ni siquiera, va a servir para presentar carpeta alguna de investigación. Tiempo al tiempo.

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2021