Al gobernador Américo Villarreal Anaya le han adjudicado las cualidades del presidente, sin tenerlas. Debe tener otras virtudes, otros talentos, pero sus asesores de imagen le han construido un disfraz a imagen y semejanza de López Obrador.

El que recorrió el país incansablemente y durante dos décadas fue AMLO.

Américo era miembro de la alta burocracia del gobierno estatal.

El que consolidó un partido y fundó otro, fue el presidente.

Américo apoyó por tres décadas al PRI.

El que se ganó el respeto y reconocimiento por su lucha política fue AMLO, y a él le dedicaron la frase “es un honor estar con Obrador”

Ajustar la frase para el Doctor, es creer que las virtudes se pueden adquirir por el contacto directo con quien las posee.

El que es nacionalista, progresista, de izquierda, defensor de la soberanía energética, impulsor del estado de bienestar, defensor de la escuela pública y la medicina social y benefactor de los pobres y los grupos vulnerables es López Obrador.

Américo Villarreal tendrá que probarlo. Con su pasado de burócrata priista, no lo acredita.

El presidente ha dado muestras de querer impulsar todas las regiones por igual, y de no querer continuar con políticas centralistas, como lo prueban sus proyectos de la refinería Dos Bocas y el Tren Maya.

Américo ya dio muestras de querer gobernar privilegiando a los victorenses, y eso lo prueba la composición de su gabinete y los proyectos que anunció en su discurso inaugural.

La virtudes, talentos y cualidades tampoco se heredan. Se pueden cultivar en una familia donde se tengan tales virtudes. Lo digo porque Américo Villarreal Anaya tampoco puede afirmar que posee las mismas características positivas de su padre.

Tendrá que demostrarlo

Espero que su hacer y su decir como gobernante, sea benéfico para los tamaulipecos y de éxito para el Doctor Villarreal Anaya, para que de esta forma no necesite adjudicarse méritos que no son suyos. Pueden llegar a serlo, pero eso aún no ocurre.