REPORTE FRONTERA
Por Seth Rojas Molina

El presidente Andrés Manuel López Obrador defiende ‘Las mañaneras” como un ejercicio legítimo para dar a conocer a la población la información de las acciones que realiza su gobierno, así como parte del ejercicio de su libertad de expresión.

Con su más que conocida postura contra el INE, nuevamente descalifica al órgano electoral porque ha planteado que durante las campañas políticas, sus conferencias matutinas contravendrían la ley y pueden convertirse en un factor de desequilibrio del proceso.

En obvia coincidencia con lo expresado por el presidente, Mario Delgado Carrillo, dirigente nacional de Morena, en sus redes sociales también ha criticado al INE. “Las mañaneras son un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas único en el mundo. No se debe privar al pueblo del derecho a la información pública y directa”.

Ambas posturas, son perfectamente entendibles pero, dentro de la discusión sobre la pertinencia de suspenderlas durante las campañas, son sumamente cuestionables desde el punto de vista legal. Efectivamente, sin lugar a discusión, sin duda alguna, el presidente, como cualquier otro mexicano, debe gozar de su derecho constitucional a manifestarse, a expresarse libremente.

Sin embargo, como servidor público tiene la carga de las obligaciones que le señala no solo la ley sino la misma constitución, más específicamente durante la etapa de promoción al voto, incluyendo el día de la elección.

Desde hace años existe lo que todos conocemos como “veda electoral”, que es la prohibición que tienen todas las autoridades del país de difundir su propaganda durante las campañas.

El artículo 41 de la Constitución, señala que durante ese tiempo: “Deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales, como de las entidades federativas, así como de los Municipios, de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México y cualquier otro ente público. Las únicas excepciones a lo anterior serán las campañas de información de las autoridades electorales, las relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil en casos de emergencia”,

Más claro no puede estar.

Además de utilizar el tiempo de las mañaneras para atacar a quienes él considera sus adversarios y más recientemente, por ejemplo, para desacreditar, con un evidente interés electoral, a la coalición que formaron PAN, PRI y PRD, el presidente López Obrador cotidianamente informa sobre lo realizado por su administración.

Hace propaganda a su gobierno pero al iniciar las campañas, el contenido de sus conferencias matutinas se encuadraría en lo que la constitución prohíbe expresamente a todos los entes públicos del país. El presidente defiende su derecho constitucional a la libertad de expresión pero no puede pretender ponerlo por encima de una obligación que también le impone la constitución.