Creo que debemos decirlo.

Eduardo Pacheco
4 Min Read
FAENA EN CANAL
Creo que debemos decirlo.
Hace unos días el personal académico de la UAT, su directiva y un pequeño grupo de ellos, celebró su 20 aniversario de haberse constituido como agrupación formal para la defensa de sus intereses laborales.
Sin remedio recordé que fue durante el breve rectorado del abogado Jesús Lavín Santos del Prado (del año 2003-2005) cuando culminó el esfuerzo previo de cientos de catedráticos de la UAT, que en diferentes tiempos y circunstancias intentaron formar una agrupación que les diera identidad y protección laboral.
Hubo tiempos violentos cuando se usó la fuerza bruta para contener las inquietudes laborales de maestros universitarios que incluso perdieron el trabajo en su intento de agruparse legalmente.
A mediados de los setentas del siglo pasado, un grupo de catedráticos de las facultades de MVZ y Trabajo Social de la capital del estado, comenzaron a reunirse para darle vida al proyecto de formación de una agrupación que incorporara y defendiera los intereses de su personal académico, en tanto que ya existía uno que afiliaba a su personal administrativo.
Jesús Lavín Flores siendo Rector y José Manuel Adame Mier su Secretario General, al enterarse de esos intentos de afiliación descabezaron el movimiento que iniciaba en la capital del estado, corriendo de la universidad a su principal impulsor: Enrique Bermúdez Ruiz, para sus amigos “La Perica”.
Replegados los maestros y enfriados los ánimos “sindicalistas” de pronto, sería hasta principios del presente siglo cuando se comenzaron a presentar las condiciones para darle vida ( ya con el impulso primario del propio Rector), al proyecto de agrupación del personal académico de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
No sin algo de nostalgia hube de comparar las situaciones del pasado con el presente; en el pasado corrían a los maestros los Rectores en turno, con total impunidad pues no existía marco legal que los protegiese: cinco, diez, quince, veinte o mas años de servicio y el despedido no recibía defensa legal o siquiera humanitaria ni de la ONU.
Ahora se que es exactamente lo opuesto: Maestros e “investigadores” con menos de cinco años de servicio o con veinte años de aviadores en alguna de las 26 escuelas o facultados, si tienen la suficiente palanca con el Rector en turno, PUEDEN recibir el beneficio y protección del Sindicato, para su prematuro y rentable retiro.
Se, con nombre y montos, de varios casos en no menos de cuatro facultades del CU -VICTORIA, de maestros que sin cumplir medianamente con los requisitos de ley, aún así gozan de jugosas jubilaciones o amañadas pensiones, o desviados beneficios de aseguradoras.
Pero a reserva de profundizar en el tema, la reflexión que hasta el momento quiero dejar sentada es ésta: el siglo pasado en a UAT no jubilaban a los maestros trabajadores; ahora jubilan a los maestros aunque no trabajen.
Share This Article