
Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.
CRUM: la burocracia que mata.
El Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) fue concebido como el cerebro y el corazón del sistema de emergencias.. Su misión, en teoría, es simple y vital: organizar con rapidez el envío de ambulancias, médicos y paramédicos cuando la vida de alguien pende de un hilo.
Sobre el papel, el CRUM es un engranaje perfecto. Un médico regulador recibe el reporte, un despachador coordina, una red de comunicación enlaza, y el auxilio llega en minutos. Así debería ser. Así lo venden.
Pero la realidad es otra. El CRUM, lejos de agilizar, entorpece. Lo que debiera ser un puente de auxilio se ha convertido en una muralla burocrática que retrasa la ayuda y condena a muchos a agonizar en la calle.
En Ciudad Victoria y en varias ciudades del estado, las historias son recurrentes: víctimas de accidentes que permanecen más de una hora tiradas sobre el pavimento ardiente, esperando una ambulancia que nunca llega.
No se trata de casos aislados. Son hechos constantes que han despertado la indignación social. La gente lo dice en redes, lo comenta en la calle: el sistema de emergencias en Tamaulipas no funciona.
Peor aún: al menos dos personas en lo que va del año murieron en el lugar de los hechos esperando auxilio. Dos vidas que, quizá, pudieron salvarse si el CRUM hubiera cumplido su función.
Uno de esos casos ocurrió en el Bulevar Hombres Ilustres de la capital. Un joven motociclista chocó contra un poste. Quedó agonizante, tirado en el asfalto. Una persona que se detuvo a ayudar transmitió en vivo el clamor: “¡manden una ambulancia!”. La ambulancia nunca llegó.
Ese episodio es más que una anécdota dolorosa. Es la radiografía de un sistema que ha fallado en lo esencial: salvar vidas.
El CRUM, en lugar de ser la solución, se ha convertido en el problema. El tiempo que pierde en “regular” es el mismo tiempo que las víctimas pierden esperando un auxilio que llega tarde, si es que llega.
El argumento oficial dice que la coordinación es necesaria para evitar duplicidades, para que no salgan dos o tres ambulancias a un mismo evento. La realidad es que, con tal de evitar duplicidades, están permitiendo muertes.
Lo que debería ser eficiencia se transformó en negligencia. Lo que debería ser rapidez se convirtió en burocracia. Lo que debería ser un salvavidas, hoy es un ancla.
El CRUM es el corazón operativo de la atención prehospitalaria en Tamaulipas. Pero es un corazón enfermo, que late tarde, que bombea ineficiencia y que, en lugar de dar vida, termina arrebatándola.
El problema no es menor. Cualquier ciudadano puede ser la siguiente víctima. Cualquiera puede estrellarse en un coche, caerse en moto, sufrir un infarto en la vía pública. Y cuando eso suceda, la probabilidad de que el auxilio tarde demasiado es real.
La indignación ciudadana no es gratuita. Hay videos, testimonios, evidencias claras. No se trata de rumores, sino de hechos visibles: ambulancias que nunca llegan, pacientes que esperan y que, en ocasiones, mueren en la espera.
Lo más grave es que nadie en el gobierno ha querido asumir la responsabilidad. Nadie levanta la voz para reconocer la falla y corregirla. Se ha normalizado la tardanza, como si perder media hora fuera un detalle menor.
No lo es. En una urgencia médica, cada minuto cuenta. Un minuto puede ser la diferencia entre vivir o morir, entre conservar una extremidad o perderla, entre salvar el cerebro de un paciente o condenarlo a una discapacidad permanente.
El CRUM fue creado para coordinar, no para obstaculizar. Para salvar, no para dejar morir. Para acelerar, no para frenar. Pero hoy en Tamaulipas ocurre exactamente lo contrario.
Es hora de que alguien ponga orden. No se puede seguir permitiendo que una instancia llamada a salvar vidas, termine siendo cómplice de muertes por omisión.
El gobierno tiene la obligación moral y política de revisar a fondo el funcionamiento del CRUM. Lo que está en juego es la vida de los tamaulipecos.
Porque hoy el CRUM, en lugar de ser el corazón que da vida al sistema de urgencias, es el corazón que no late. Y un corazón que no late, simplemente, está muerto.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com