Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez
Una de las palabras que en los últimos tiempos hasta se ha puesto de moda es “El huachicolero” que se ha interpretado como el delincuente que roba gasolinas y diésel a Pemex y la vende, generalmente, clandestinamente.
Una de las novedades en este sexenio, a cargo del Presidente Andrés López (2018-2024), es que un sinnúmero de estaciones de servicio, mejor conocidas como gasolineras, compran los combustibles a los huachicoleros y la venden al precio oficial.
Más allá de este robo a la nación y de los responsables directos e indirectos en esta comisión del delito, llama la atención el término: ¿Qué significa? ¿Cuál es su raíz? ¿Por qué se adjudica el término al robo de combustible?
Buscando en Internet, encuentro que el potosino, avecindado en la capital neolonesa, Arturo Ortega Morán (1955), es un escritor mexicano que se ha especializado en la investigación del origen de palabras y expresiones del castellano.
En 2001 publicó su primer libro, Hasta que Me Cayo el Veinte’ donde da a conocer sus primeras investigaciones acerca del origen de expresiones coloquiales donde se rescata por primera vez la palabra huachicol.
El investigador originario de Matehuala, dice que esta palabrita de moda proviene del latín “aquati”, que significa aguado y en el siglo XVI el término se refirió a una técnica empleada en la pintura y consistía en diluir los pigmentos en agua.
El potosino Ortega Morán asegura que cuando la palabra fue usada en Francia, se transformó en “gouache” conservando su significado. Pero cuando el nombre de la técnica aterriza en nuestro país, siglo XIX, solía referirse a él como “pintar a la guach”.
El detalle es que en México, al iniciar los años novecientos los vendedores de tequila y aguardiente, para obtener mayores ganancias, agregaban agua, por lo que se les comenzó a nombrar guachicolero o huachicolero.
En relación a los nuevos huachicoleros, se les comenzó a llamar así a quienes comerciaban con gasolina o petróleo rebajados con agua para ampliar el margen de ganancias.
Incluso al ‘líder’ oficial -hasta ahora- que se quedó con la Silla Grande del sindicato petrolero, -cuando la Joaquín, La Quina, Hernández Galicia, fue recluido en el sexenio de Salinas de Gortari (1988-1992)- Carlos Romero Deschamps, adquirió el sobre nombre del huachicolero mayor.
En este tema vale decir que en el mundo mediático mucho se ha escrito sobre las riquezas en joyas, residencia, ranchos y autos de colección del tampiqueño Romero Deschamps, sin embargo hasta el momento no se sabe se alguna investigación formal en su contra.
En este 2019, las redes sociales incluso se hablan de los miles de millones de pesos que se han perdido por la comisión del delito por los huachicoleros y también desde luego de los otros miles de millones de pesos que se han evitado robar por la misma causa.
Lo que no termina por quedar claro, es el alcance de la ley y la justicia de esta República Amorosa, en la que se supone ahora vivimos, porque es claro que si el sindicato de Pemex cometió ilícitos en la empresa, es obvio que los directivos de entonces sabían de las irregularidades.
No es creíble que no se percataran de que los ductos, en la ruta que usted me diga, del robo y hasta el monto de él.
Ahora bien, mucho se ha dicho sobre la riqueza del ‘líder’ petrolero y el despilfarro de los hijos. ¿Por qué las autoridades hacendarias no se dieron cuenta de estos gastos excesivos?
El tema de los huachicoleros todavía va a dar para rato, lamentablemente no creo que la desgracia del estado de Hidalgo sea la última que se va a vivir, ni tampoco que las ordeñas vayan a desaparecer
Por el momento creo aminorarán… un tiempo después, como en el comercial, ‘pan con lo mismo’.