Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

No es noticia falsa (Fack News), ayer leí en un periódico español llamado elconfidencial.com, una nota del periodista Rubén Rodríguez sobre la confesión de un mafioso italiano de haber asesinado a un Papa de la iglesia católica.

Se trata del Pontífice número 263º de la iglesia católica y primera autoridad del vaticano, Juan Pablo I (Albino Luciani) de nacionalidad italiana nacido en 1912 y que apenas se mantuvo 33 días como soberano, del 26 de agosto al 28 de septiembre de 1978.

Su muerte dio lugar al Año de los Tres Papas, pues en agosto murió Pablo VI, sucedido por Juan Pablo I y a la muerte de éste El Colegio Cardenalicio tuvo  que elegir a Juan Pablo II (Karol Wojtyla) el 16 de octubre de ese 1978 y quien gobernó hasta  su muerte en 2005.

A Juan Pablo I se le reconoce por ser el primer papa nacido en el siglo XX (1912) y también el último en morir en dicho siglo. También es el último pontífice italiano hasta la fecha y el último de una larga sucesión ininterrumpida de papas italianos a lo largo de más de cuatro siglos, iniciando con Clemente VII en 1523.

El periodista Rubén Rodríguez asegura que el 28 de septiembre de 1978, el Papa Juan Pablo I, tomaba un té y tras varios sorbos a la taza, empezó a notarse lento y pesado. Unos minutos después, se quedaba profundamente dormido… para no despertar. Fue una monja veneciana quien descubrió al Papa ‘durmiendo’.

A 41 años de esta muerte, uno de los mafiosos más conocidos del mundo, Anthony Raimondi, ha confesado que la muerte del Papa fue un asesinato cometido por él, hecho que publica en el libro ‘When the bullet hits the bone’ (‘Cuando la bala golpea el hueso’).

El asesino fue uno de los gánsteres más activos del último cuarto de siglo XX y fue miembro de la mafia de Colombo, que por largo tiempo mantuvo el control de las calles de Nueva York con mano dura, ensangrentada.

Escribe el periodista español que “…Anthony Raimondi no solo era respetado por sus actividades ilícitas, sino también por ser el sobrino del mítico Lucky Luciano, conocido por ser el padre del crimen organizado en Norteamérica.” Una de sus misiones más secretas tuvo lugar en el Vaticano, según explica en el periódico gringo The New York Post.

Al leer ‘Cuando La Bala Golpea el Hueso’, pareciera es una autobiografía donde el mafioso detalla algunos de sus actos delictivos más sonados y en uno de los capítulos es donde explica cómo murió el pontífice: primero -dice- fue drogado con Valium para, poco después, ser asesinado con una solución hecha a base de cianuro.

Raimondi asegura que se vio obligado “…a asesinar a Juan Pablo I, porque fue alertado por el cardenal Paul Marcinkus, -su primo- para decirle que el Papa haría públicos documentos probatorios donde varios funcionarios del Vaticano cometieron un fraude financiero, estimado en casi mil  millones de euros, al vender certificados falsos de acciones a compradores ingenuos.” Dice Rubén Rodríguez.

En el libro escrito por el mafioso italiano queda claro que había que silenciar el escándalo, porque el Cardenal Marcinkus y otros eclesiásticos de alto rango en el Vaticano, peligraban ser expulsados de la Iglesia católica, además cabría la posibilidad de ser juzgados con muy altas probabilidades de acabar en la cárcel.

Las autoridades del Vaticano intentaron auxiliar al Pontífice, pero ya nada se pudo hacer y el parte oficial que el mundo conoció ese septiembre de 1978, era que el Papa Juan Pablo I fallecía, según el dictamen médico, de un infarto agudo de miocardio.

El mafioso Italiano, asesino de Juan Pablo I, afirma que también elaboró un plan para matar a Juan Pablo II, según entrevista al ‘The New York Post’, puesto que el nuevo Papa también tuvo acceso a los documentos en cuestión, pero sabedor que su vida corría peligro, en caso de revelar la información, decidió callar.

Finalmente mi comentario es obvio al corroborar que También en el Vaticano hace aire.