CENA DE NEGROS

Marco a. Vázquez

El dinero…

A propuesta del Diputado Arturo Soto Alemán el Congreso de Tamaulipas envió un exhorto a la Secretaria de Hacienda y al Ejecutivo Federal para que se analice la posibilidad de una repartición con mayor justicia del dinero público.

Expone el Diputado que Tamaulipas es el segundo Estado que más aporta a la federación pero que apenas se le reintegran 20 centavos de cada peso participable mientras que Entidades como Chiapas, Oaxaca y Guerrero reciben hasta siete pesos por cada peso que aportan, es decir, son financiadas por otros Estados que si trabajan en la recaudación.

Sería de justicia, desde luego, que se retornen más recursos a Tamaulipas, los constantes problemas de inseguridad más las necesidades que generan los migrantes y el propio crecimiento de la población así lo demandan, de eso no hay duda.

Ahora, el trabajo es buscar lo ideal porque no sería bueno sacrificar recursos que se envían a los Estados más pobres ni, como lo recomienda Maki Ortiz, la alcaldesa de Reynosa, que se les cobre un impuesto del cinco por ciento sobre las ganancias que tengan los vendedores de elotes, de tacos, de chácharas, según ella, son miles y representan centenas de millones de pesos que podrían recibir los municipios, no, lo ideal es parte de lo que dice el Diputado, que se recauden más recursos pero sin seguir sacrificando a los mismos ni a los más necesitados.

Quizá la respuesta la puedan encontrar en otra propuesta panista pero de muchos años atrás, la cual, por cierto, no se animaron ni Fox ni Felipe Calderón a implementarla porque representaría un costo político muy alto.

Se trataba de provocar una reforma Hacendaria y Fiscal que facilite el pago de impuestos, que sean menos gravosos, que no se atente contra la industria y la competitividad de México al enfrentarlos en condiciones desventajosas con las grandes corporaciones estadounidenses, y de ya no arriesgar más la planta productiva porque se pueden generar menos empleos.

Era todo eso más un agregado lo que propuso el PAN hace muchos años y que ahora resulta ideal, la solución es que se deben democratizar los impuestos, si, quizá ya sea tiempo de pensar en gravar el consumo general para que todos contribuyamos pagando lo justo a cambio de buenas obras, mejores servicios públicos, menos robo en educación y salud, nomás para citar ejemplos.

Hablaron de impuestos con una tasa mucho más baja pero a todo lo que se compre y la verdad es que eso sería lo justo, si usted tiene un millón de pesos pues pagaría sus impuestos cuando se lo gaste y si tiene 10 pesos pues pagaría su parte proporcional.

Y no, no se crea ese chantaje que de pagar impuestos a alimentos y medicinas provocarían más pobreza, al contrario, el distribuir el peso de la nación entre todos serviría para que se generen más recursos, haya más empleos y mejor pagados porque las empresas no se verían en la necesidad de subir los precios de sus productos ni sacrificar a sus trabajadores para obtener ganancias.

Hoy el país es sostenido por una parte muy pequeña de contribuyentes y la mayoría dura muy poco en el Sistema de Administración Tributaria porque la dificultad de cubrir impuestos es tanta que resulta de menos riesgo la ilegalidad y, para acabarla de fregar, el gobierno federal todavía condona impuestos a los que en teoría deberían contribuir más con la nación.

De verdad, ya es tiempo de que se vaya pensando en que todos paguemos y sostengamos al país y que se olviden de la política y politiquería, se ha puesto el tema a discusión, ojalá se entienda por el buen sentido en beneficio de este México lindo y querido.

Entonces, más allá de populismo, de una lucha por el dinero del país, lo que se debe hacer es reformar las leyes para democratizar el pago de impuestos y si, luego de ello buscar castigar con mucha severidad a quienes agandallen las administraciones públicas para sus amigas o amigos sin justificarlo con meritos, también sancionar a quienes frenen propuestas o trayectorias brillantes nomás porque no comulgan con sus ideas e igual hace falta democratizar y darle certeza a la sociedad de que elije buenos gobiernos.

Es necesario, por ejemplo, imponer candados más severos a quienes quieran ser candidatos o candidatas, de entrada exámenes toxicológicos, los confianza, porque el pueblo ya merece que le gobierne gente decente y no las comadritas o compadritos de fulanos empoderados o peor aún que se quieran empoderar a base de agandalles como sucede ahora en Baja California sin que se atreva a frenarlo ninguna autoridad.

De eso hablamos, de democratizar los impuestos para que todos tengamos los mismos derechos y recibamos mejores cosas, sobre todo, que podamos evitar agandalles, que se llegue a violentar la ley o dañar las instituciones como ahora sucede allá en Baja California donde resulta que sometieron a consulta ciudadana si querían a un gobernador de cinco años o uno de dos como fue electo  Javier Bonilla, claro es, dicha consulta se manipuló con mucho dinero y ahora resulta que se puede comprar una gubernatura y ampliarla ilegalmente en su periodo y ni la Corte ni el Congreso de la Unión se han animado a decir nada porque el gobernador que propuso Morena mueve todos sus hijos a su favor.

Todo es el dinero, lo primero, lo de los impuestos, con una urgente necesidad de recaudar pero sin dañar la estabilidad económica de las empresas o de las personas y, lo segundo, como una forma de comprar el poder, ahora, hasta las gubernaturas, habrase visto semejante aberración.

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