El largo regreso del Comandante H: México recibe a Hernán “N” tras 30 horas de traslado desde Paraguay

Eduardo Pacheco
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El largo regreso del Comandante H: México recibe a Hernán “N” tras 30 horas de traslado desde Paraguay

 

Por Agustin Peña Cruz | NoticiasPC.com.mx |

CDMX.– Tras casi treinta horas de tránsito internacional y bajo un fuerte dispositivo de seguridad, Hernán Bermúdez Requena, alias “El Abuelo” o “Comandante H”, exsecretario de Seguridad de Tabasco y presunto líder de la organización criminal “La Barredora”, vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), llegó a territorio mexicano la tarde de este jueves.

Bermúdez fue arrestado la noche del 12 de septiembre en una residencia de lujo ubicada en Surubi’i, a las afueras de Asunción, Paraguay. Según la fiscalía de ese país, ingresó de manera irregular y permanecía en situación migratoria ilegal.

Cabe precisar que Bermúdez fue requerido en México por delitos de asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés, su detención se convirtió en un operativo binacional de alta relevancia, dado su historial como funcionario estatal y los vínculos criminales que se le atribuyen.

El viaje de regreso fue extenso: partió desde Paraguay rumbo a Bogotá, luego realizó una escala en Tapachula, Chiapas, antes de aterrizar alrededor de las 19:00 horas en el Aeropuerto Internacional de Toluca. Ahí, efectivos de la Fiscalía General de la República (FGR) lo recibieron y lo condujeron en un vehículo blindado tipo Rhino hacia el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) No. 1, El Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México, la prisión de máxima seguridad que albergó a figuras como Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El caso de Bermúdez está marcado por una particularidad jurídica: aunque México había solicitado formalmente su extradición, las autoridades paraguayas determinaron que la vía legal procedente era la expulsión migratoria, al comprobar que el exfuncionario carecía de estatus legal en el país sudamericano. Fue entonces cuando el fiscal Manuel Doldán confirmó que México desistió del proceso de extradición, allanando el camino para una entrega expedita. Para expertos, esta decisión muestra la tensión entre garantizar derechos procesales plenos y agilizar la cooperación internacional en materia penal.

Bermúdez no ha permanecido en silencio. A través de recursos legales en Tabasco y declaraciones de sus representantes, se ha dicho víctima de una “persecución política”. Incluso intentó frenar el aseguramiento de bienes, como una propiedad en Villahermosa, alegando que las acciones judiciales en su contra forman parte de un hostigamiento orquestado desde el poder.

Las acusaciones oficiales, sin embargo, van más allá de su esfera personal. “La Barredora”, la organización criminal que presuntamente encabezaba, es señalada por autoridades de inteligencia de operar delitos como extorsión y secuestro exprés en Tabasco, además de mantener nexos operativos con el CJNG. Su captura representa un golpe a las estructuras

locales del crimen, aunque también surgen preguntas sobre el grado de penetración que estas redes han tenido en las instituciones de seguridad del país.

El componente político es ineludible. Bermúdez fue designado secretario de Seguridad de Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López Hernández, hoy figura nacional de Morena. Su caída ha generado cuestionamientos sobre el nivel de conocimiento o tolerancia que pudieron haber tenido sus superiores frente a los vínculos ilícitos que hoy se le imputan.

En el plano judicial, la situación apenas comienza. Desde febrero existía una orden de aprehensión en su contra emitida en Tabasco y las investigaciones federales se han venido acumulando desde 2024. Ahora, el reto será sostener las acusaciones en tribunales, garantizar el debido proceso y evitar que el caso se diluya entre tecnicismos o discursos de persecución política.

En este contexto, la llegada de Hernán Bermúdez a México simboliza el cruce entre tres planos: la cooperación internacional contra el crimen organizado, las tensiones legales entre extradición y expulsión migratoria, y la sombra de la infiltración criminal en estructuras estatales. Si bien el Estado mexicano muestra fuerza al conducirlo a El Altiplano, lo que está en juego no es solo el encierro de un hombre, sino la credibilidad de las instituciones frente a una sociedad que exige justicia y transparencia.

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