Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

Antes de iniciar la columna de hoy, agradezco a familiares, amigos cercanos y lejanos por la geografía, su atención por sus buenas vibras que me dispensaron con motivo de mi primer cumpleaños pandémico. Nos tocó vivir esta nueva realidad y también el continuar este reto. Un abrazo muy sentido y empezamos…

Por distintas y muy variadas circunstancias, la comunicación suele tener conflictos muy severos cuando la intención del mensaje es muy diferente a lo que el destinatario interpreta.

Los especialistas de la comunicación han escrito innumerables libros, artículos científicos, ponencias, reportes de investigación, etc., además de las conferencias sobre esto del mensaje y el receptor, pero los responsables de la comunicación, a veces son rebasados por sus jefes.

El espacio de hoy tiene como intención aclarar el gran problema de la comunicación gubernamental que ha motivado, poco a poco, la incredulidad de hombres y mujeres, jóvenes, adultos y hasta de adolescentes y niños.

Un buen número de conciudadanos aceptamos, a veces no de buena gana, las restricciones sanitarias que los tres órdenes de gobierno han dictado con motivo de la Pandemia del COVID-19.

En el contexto municipal, hace unas semanas, en plena contingencia, surgió un ‘escándalo’ porque a nombre del Dr. Xicoténcatl González Uresti, alcalde de Victoria, el Secretario del Ayuntamiento, José Luis Licieaga, dio a conocer un nuevo marco conductual en esta Pandemia.

La primera medida fue la limitación en el tránsito de vehículos entre las 22 y las 5 horas. Desde luego que esta medida tuvo no solo la protesta de los trasnochadores consuetudinarios, sino que además el mismo gobierno municipal hizo precisiones como la dispensa si es trabajador de la salud, si es una emergencia… lo que se interpretó quedaba a criterio de los agentes de tránsito y vialidad, la policía o la autoridad.

Además se impuso el programa del Doble No Circula para vehículos automotores, dando a conocer el calendario de no mover al auto, a menos de una emergencia. Por si no fue suficiente, don José Luis Liceaga anunció que es motivo de multa si el conductor y/o acompañantes de un vehículo no usan el cubre boca.

Resumiendo, no circular un día a la semana, no circular de noche y no usar el cubre boca -aunque viaje con los cristales arriba-, son motivo de infracción. La ‘nueva normalidad’ originaría multa de 868 pesos por cada falta. Es decir, en caso de que sean tres infracciones: 868+868+868= 2 mil 604 pesos.

El título de hoy se refiera a que la medida surgió a mediados del agonizante julio, ahora llevamos dos semanas y si usted observa, desde su propia trinchera, corroborará que solo los días de la amenaza, hubo pocos autos por la noche (los despistados de siempre); muchos usaron el cubre boca al conducir; y el no circula se respetó.

¿Cuál pudiera ser la razón de las autoridades, llámense como me diga, no cumplen lo que anunciaron… o resintieron tanto los golpes mediáticos que prefirieron no actuar contra la ciudadanía, pese a que Tamaulipas siguen aportando números a las estadísticas del COVID-19?

Intento ser reflexivo con la información que surge y causa polémica, de ninguna manera busco la confrontación entre los entes.

Mire usted a nivel nacional. El caso del exdirector de PEMEX en el sexenio del de Atlacomulco, Enrique Peña Nieto, -ahora parece autoexiliado en España-, donde las autoridades de México, que no el pueblo, hasta difundieron la ficha roja de Interpol para que se buscara en todo el mundo y pese a presentar una identificación falsa, es detenido en tierras de la península Ibérica.

¿España se sentiría burlado, cuando recibe el comunicado que México buscaba a un delincuente? Y no solo eso, entrega un expediente y detenido Emilio L, para que al entregarlo sorpresivamente resultó que el ‘señor viene enfermo’.

Y usted sabe que hay más. El papelón ante los españoles que invirtieron recursos materiales, humanos y financieros para la detención y traslado del ‘mexicano bandido’, para que llegando nuestro México, resultó enfermo y no ha sido posible que pise una cárcel ni como indiciado.

México como nación esperaba que de verdad las cosas hubieran cambiado para bien de los mexicanos. Infiero la desilusión popular al sistema de justicia que sigue siendo no igual, acentuado, con lo desfachatado de las acciones.

Muchos aseguran que en este contexto habrá más distractores que intentarán acallar las voces de protestas; pero también no falta quienes aseguran caerán desde ‘segundones’ hasta inocentes.

Reitero: Todos Somos Hijos del…