Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

Mientras que el PAN ya pactó que la elección de su dirigente estatal sea el 8 de diciembre y en la cual podrán participar sus militantes, en el PRI nomás no se sabe cuándo se publicará la convocatoria.

Hace dos semanas un grupo de ex presidentes estatales del PRI envió un documento al CEN de su partido, pidiendo que se acelere la publicación de la convocatoria y que el método de elección no sea una votación abierta a la militancia, sino que sean los consejeros estatales los que decidan.

Dicen los ex que de esta manera se evitaría el riesgo de más divisionismo interno. Y es que en la elección nacional paso eso. Antes de la elección y después de la misma, se dieron fugas de personajes destacados como José Narro, Beatriz Pages e Yvonne Ortega.

El PRI tamaulipeco no está para más divisionismo. Desde hace 5 años empezaron los escurrimientos de dirigentes y militantes hacía Morena y el PAN. Muchos lo hicieron de manera abierta y otros siguen embozados. Se siguen diciendo priistas, pero trabajan para otros partidos. Otros decidieron ausentarse del PRI y esperan que algún partido los llame a sus filas.

Estos escurrimientos, tipo cascada, provocaron la estrepitosa caída de la votación priista que en el 2010 llegó a los 678 mil votos y la señora Yahleel Abdala la dejo en 87 mil. En Nuevo Laredo de 83 mil votos en el 2010, se cayó a 10 mil 500. Son cifras que en nada contribuyen a generar un clina de confianza entre la militancia que en silencio ve que sus directivos pelean las posiciones plurinominales porque es a lo más que pueden aspirar.

Se paso de una mesa donde había abundancia, a una mesa en la que solo quedan migajas y esas se las quedan los directivos. Son tan mezquinos que ni eso comparten. Mientras no cambie esta actitud seguirán las renuncias de militantes, como recientemente lo hizo Javier Lozano. Y pensar que en el 2018 a él, junto con Rafael Nolasco y Juanes Carrizales, hubo quien los contemplo como aspirantes a la dirigencia municipal del PRI, porque en ese momento se pensó que el partido necesitaba asignar responsabilidades importantes a los jóvenes, y no simplemente usarlos para el discurso.

A Rafael Nolasco lo satanizaron, a Juanes lo mandaron al matadero y Lozano se quedó en la CNOP y se acaba de ir del PRI. Y no pasa nada. Qué importa que se vayan cuadros. Nadie hace nada por retenerlos.

Habrá quien diga que no se retuvo a Javier Lozano porque no lo siguen las masas. ¿Y Luis Eduardo Martínez? Cuando apoyo al PAN hubo quien dijo que aunque maneja un sindicato con más de 25 mil afiliados, no controla sus votos. Es cierto. No le dio 25 mil votos al PAN, quizá fueron 10, o mil, o 10 mil. Imposible saberlo, pero en una elección un voto hace la diferencia.

En el caso de Luis Eduardo en el PRI dijeron que no lo necesitaban y como no lo necesitaron por eso se fueron al tercer lugar de la votación y en el 2018 estuvieron a casi nada de quedarse con un solo regidor, pero la astucia de Jesús Valdez permitió ganar dos más.