Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

En sus 86 años de existencia, la CTM solo ha tenido seis dirigentes nacionales: Vicente Lombardo Toledano, Fernando Amilpa, Leonardo Rodríguez Alcaine, Joaquín Gamboa Pascoe, Carlos Aceves del Olmo y Fidel Velázquez que fue líder en dos ocasiones y en la última duró 47 años, hasta su muerte.

En Nuevo Laredo la CTM no canta mal las rancheras: en los últimos 62 años ha tenido como dirigentes a Pedro Pérez Ibarra, que estuvo 35 años, José María Morales Domínguez, Francisco Martínez Cortes y Félix Alberto Alemán.

La CTM tendrá elecciones en los siguientes meses, puede ser para abril o para mayo y con el antecedente de que los liderazgos han sido muy longevos, no tendría nada de raro que Félix Alberto Alemán repita, por decisión cupular.

Claro, tiene como rival a Héctor Martínez, de los albañiles, que con el respaldo del poderoso secretario general del Sindicato de Maquiladoras, Luis Eduardo Martínez, busca el liderazgo. Si el tema se decidiera por afiliados, Alemán no tendría nada que hacer.

En la última elección, Alemán tuvo como rival a Joaquín Treviño Reyes, de los taxistas, apoyado por el ex alcalde Daniel Peña Treviño y no pudieron ganar.

En 1993, Daniel Peña, junto con otros liderazgos, impulso a Manuel García Ursúa, pero al final Fidel Velázquez impuso a José María Morales Domínguez, sin tener mayoría.

La CTM no es ni la sombra de lo que fue en los tiempos de Pedro Pérez Ibarra. Ahí sí no se movía una hoja en Nuevo Laredo, si el maestro no lo autorizaba. Eran los tiempos en que Pérez Ibarra tenía el control sindical y el político. Imponía funcionarios municipales, estatales y federales. Visita obligada de los funcionarios federales era ir a visitarlo y ponerse a sus órdenes, por si las dudas.

En lo político se dio el gusto de bloquear y hacer perder a candidatos del PRI impuestos desde el gobierno federal y el estatal.

Claro, tanto poder enfermaba, sobre todo a los subalternos y había excesos. En el 84, por un pleito con el Ayuntamiento, sus subalternos le aconsejaron estallar más de 250 huelgas y el resultado fue la mano dura del gobierno federal destruyéndole su casa y un periódico de su propiedad. Quiso probar al poder y perdió, no para siempre porque a final de cuentas lo necesitaban.

Para su mala suerte llegó al poder Carlos Salinas quien se impuso el objetivo de doblar y someter a los sindicatos, al menos a los que se juicio estorbaban al progreso de la sociedad. En noviembre de 1993, Pérez Ibarra no solo dejo la dirigencia de la CTM, además se vio obligado a irse al exilio, para no ser atrapado por el brazo de la justician que durante 35 años le dejo hacer y deshacer y al final hubo necesidad de inventarle un delito para sacarlo del poder.

La CTM vive tiempos muy diferentes a los de Pérez Ibarra y Fidel Velázquez. Vive los tiempos de la competencia y dejo de ser piedra fundamental en el PRI, que encima se convirtió en opositor. Hoy tiene que ocuparse de su sobrevivencia.