Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

El título de hoy adquiere su significación cuando entendemos la palabrita como sinónimo de desafío… situación difícil y hasta peligrosa a la que una persona o grupo de ellas, se enfrenta.

Hay quien asegura, pudiera tratarse de una amenaza o una intimidación, incluso donde el peligro de muerte, cárcel o dinero, está en la balanza de pérdida o ganancia.

Estoy seguro que todos entendemos el significado de la palabra y de lo que dudaría es cuando un hecho se convierte en reto, porque simplemente aparece en nuestra vida.

La vida moderna nos presenta como reto la credibilidad en todos los contextos,  porque hemos aprendido a desconfiar, nuestro reto es identificar las mentiras o verdades que se dicen, que se publican porque damos o no crédito.

Concreto mi comentario a las noticias sobre el Tenor Dramático, José Plácido Domingo Embil (Madrid, 21 de enero de 1941) a quien muchos le consideran mexicano por haber vivido en nuestro país desde niño y por haber contraído dos matrimonios (1957 y 1962), con mexicanas.

Familiarmente le decían El Granado, porque desde muy niño cantaba la canción del veracruzano, Agustín Lara, Granada. Cuando Plácido tenía ocho años de edad, la familia se trasladó a la capital mexicana, para trabajar en teatro musical.

La simpatía natural del músico, cantante, director de orquesta y más, le atrajo no solo un público selecto, sino la interpretación y sencillez de carácter en sus entrevistas y además el trato de connacional, nos hicieron creer que era paisano y radicaba en Madrid por cuestiones profesionales.

Mucha prensa difundió la imagen del cantante internacional, en mangas de camisa y con cubre bocas en su intento de rescate de víctimas en el sismo de la CDMX el 11 de septiembre 1985 en Tlatelolco, además del concierto cuyos fondos se destinaron a los damnificados de ese embate natural.

El escandalo para el Tenor español inició hace unos meses, cuando la Agencia de Noticias Associated Press (AP) hizo pública una investigación donde aparece el Director de la Ópera de la Ciudad de Los Ángeles, Cal., (2003-2018) como responsable de acoso, flirteo y abuso sexual en 27 casos documentados.

Los mexicanos simplemente no dimos crédito a la ‘difamación’ contra Plácido Domingo, pues siempre su imagen fue de un hombre recto, formal, del ‘mexicano’ que ¿tiene? la simpatía de sus connacionales.

El problema de la credibilidad en este caso no se hizo presente… hasta el martes 25 de febrero de este 2020, cuando las agencias de noticias difunden que las acusaciones de acoso sexual contra el tenor español son ciertas y van desde “…el flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera del ámbito de trabajo”.

Simultáneo un informe del Sindicato de Músicos de Ópera de Estados Unidos (AGMA)  y un muy somero comunicado emitido por Plácido Domingo, donde admite, por primera vez,  “toda la responsabilidad” ante las acusaciones de acoso y ha pedido perdón a las víctimas, escribe en El País, Pablo Ximénez De Sandoval.

Cuando el escándalo se vuelve un maremágnum de comentarios, el Tenor Español se declaró inocente de todos los cargos, pero ahora, prácticamente a voz en cuello, se escucha de la práctica constante de acoso y no faltan incluso las recomendaciones que supuestamente le hacían a las nobeles cantantes o empleadas permanentes o temporales.

El cantante de 79 años, reconoció que la investigación periodística de la Agencia AP, publicada el 13 de agosto pasado, con los primeros testimonios de nueve mujeres contra él, es cierta.

Dice “…he tenido tiempo para reflexionar sobre las acusaciones que han hecho contra mí varias de mis colegas. Respeto el hecho de que estas mujeres finalmente hayan tenido el valor de denunciar y quiero que sepan que estoy verdaderamente arrepentido del daño causado. Asumo completamente la responsabilidad por mis actos y he crecido a partir de esta experiencia”.

Una pregunta para el diván ¿Los mexicanos nos engañamos otra vez?