En serio, ¿van por Maduro?

Eduardo Pacheco
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Por Carlos López Arriaga
En serio, ¿van por Maduro?
 
Cd. Victoria, Tam.- Se inquieta el entorno caribeño con el despliegue naval norteamericano en aguas internacionales pero a 12 millas náuticas del mar patrimonial venezolano. Algunos antecedentes:
(1) El tema cobra interés el 20 de febrero, a un mes de llegado TRUMP, cuando el Departamento de Estado otorga el rango de Organizaciones Terroristas a ocho cárteles latinos. Seis de México, un salvadoreño y un venezolano. En este caso, el “Tren de Aragua”.
(2) La lista crece el 25 de julio cuando añaden al también venezolano “Cártel de los Soles”, llamado así porque lo dirigen militares de alto rango cuya insignia solar luce en sus charreteras. Surgió en los años 90s, enfocado en giros como el comercio de cocaína, contrabando de combustible y minería ilegal
(3) El 7 de agosto de 2025, Estados Unidos incrementó la recompensa por NICOLÁS MADURO de 25 a 50 millones de dólares, tras acusarlo de liderar una red de narcotráfico. El monto inicial de 25 millones había sido fijado también por TRUMP en 2020. Su primer mandato.
(4) Volviendo al 2025, el 8 de agosto, hace menos de dos semanas, se firma en la Casa Blanca la orden ejecutiva para iniciar un operativo naval a gran escala en el Caribe, frente a la costa de Venezuela. ¿El pretexto? igual que el de RICHARD NIXON: la guerra contra las drogas.
¿DISUACIÓN O INTERVENCIÓN?
La fuerza se antoja excesiva. Parece más un amago de invasión que un operativo antinarco. Lea usted los juguetitos que llevan: una flotilla de barcos, entre ellos, tres destructores con misiles Tomahawk; un submarino nuclear; aviones de vigilancia y cuatro mil infantes de marina.
Vienen a la memoria dos episodios previos. La invasión a Granada (1983), ordenada por RONALD REAGAN, para deponer a un gobierno militar patrocinado por Cuba y la URSS.
Y la invasión a Panamá (1989) por el primer GEORGE BUSH, ejecutando una orden de captura girada por un juez federal de Florida contra el presidente MANUEL ANTONIO NORIEGA, acusado también de narco.
En el caso venezolano, la duda apunta a las intenciones reales de TRUMP, siendo un consumado jugador de póker, con decisión suficiente para cumplir sus amenazas pero la propensión a usar la fuerza como maniobra disuasiva.
Ese blof que intimida a sus adversarios y los humilla para negociar. Nadie olvida cómo pasó de la provocación abierta al norcoreano KIM JONG UN, para luego encontrarse tres veces con él, entre abrazos y sonrisas.
MÁS GRAVE AHORA
La situación de MADURO es más delicada que la de KIM. Contra NICOLÁS se esgrimen cargos como los de NORIEGA, a quien trasladaron esposado en avión militar hasta Florida, donde una corte le asestó 40 años de condena (luego reducidos a 30).
NICOLÁS tiene en contra la forma tan burda como se declaró triunfador en la votación pasada, sin enseñar las actas electorales, cuyas copias reunidas por activistas le daban un triunfo arrollador a la oposición.
Ante el acoso de los marines, la respuesta del venezolano ha sido la amenaza y el insulto. Desafió a TRUMP diciéndole: “¡Venga por mí, aquí lo espero en Miraflores, no se tarde en llegar, cobardeeeee”…”
Esa palabra, cobarde, ha estado en boca de MADURO para encarar a sus adversarios electorales como HENRIQUE CAPRILES (2013) o cuando reprimió una marcha de LEOPOLDO LÓPEZ (2014), para culparlo de los heridos y muertos causados por la represión oficial y gritarle desde su púlpito: -“¡Entrégate, cobarde!”
El empleo de este término coincide con episodios extremos de cólera. Morado el rostro, inyectados los ojos de rabia, su voz alcanza un volumen atronador. Sonido gutural, grito selvático del macho alfa.
También llamó cobarde a EDMUNDO GONZÁLEZ, aquel cansado internacionalista que a sus 75 años asumió la candidatura presidencial en 2024, luego de que la aspirante favorita, CORINA MACHADO, fuera inhabilitada para participar. Le tenían miedo.
El mismo epíteto de “cobarde”, le mereció el abogado austriaco VOLKER TÜRK, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, tras denunciar en mayo pasado la existencia de presos políticos.
DE POCAS IDEAS
Corpulento, altísimo, según testimonio de ADELA MICHA cuando lo entrevistó en Palacio de Miraflores (2014), NICOLÁS mediría un metro con 93 centímetros (en otras fuentes, 1.90).
A diferencia de HUGO CHÁVEZ (ingeniero militar, diplomado en mecánica de guerra, con licenciatura en Ciencias Sociales), el grandulón MADURO solo terminó preparatoria.
Más conocido por su peligrosidad como porro, devoto de las armas (el revolver, en particular), sus excompañeros en la escuela de cuadros “ÑICO LÓPEZ” en Cuba (1986-1987) dicen que jamás le interesaron materias como Filosofía Marxista o Economía Política. Le importaban las tácticas de combate y propaganda, en dicho centro fundado por FIDEL CASTRO en los 60s.
De aquí la diferencia tan grande entre NICOLÁS y HUGO. Autoritarios ambos, la narrativa de CHÁVEZ fue siempre meticulosa, con precisión notable en sus palabras. Y también didáctica. Siendo un joven treintañero, fue maestro de matemáticas en la Escuela Superior de Guerra, con alumnos del alto mando castrense que le doblaban la edad.
Lo contrario de NICOLÁS, cuyo principal argumento es la frase estentórea y humillante. Aunque nunca tuvo un rival como TRUMP. Veremos como juega sus cartas el gringo, si negocia o aplasta. Tiene a la vista la elección legislativa intermedia del 2026. En disputa, las 435 curules de la cámara baja y 35 de los 100 escaños senatoriales.
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