Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

A dos años de que se renueve la gubernatura en Tamaulipas, sigue la duda de si el próximo mandatario será de 2 o de 6 años. Hasta ahora está claro que el artículo 77 de la Constitución establece que el período de su mandato es de 6 años.

Cuando en el 2014 se reformó la Constitución General de la República se discutió la necesidad de que los Estados reformarán las fechas de sus elecciones locales para que en el futuro en un mismo proceso se elija al Presidente de la República, a los 32 gobernadores, senadores, diputados federales y locales y alcaldes, pero no hay fecha para que eso ocurra.

Muchos Estados han reformado sus Constituciones y por eso hemos visto gobernadores de dos años en Puebla, Veracruz y Baja California.

En Tamaulipas, después de la reforma a la Constitución General de la República se analizo elegir un gobernador de dos años en el 2016, pero aparentemente Baltasar Hinojosa protestó ante la presidencia de la republica, convencido de que sería el candidato, ganaría y él quería ser gobernador de 6 años. Para su mala suerte, no fue ni de 6 ni de 2.

La legislatura local tendrá que decidir en los siguientes meses si el próximo gobernador es de 6 o de 2 años, para avanzar en el proceso de uniformar las elecciones. La reforma, si se da, tiene que estar lista un año antes de la elección.

Pero sea de 2 o de 6 años, será proceso único pues solo se elegirá a Gobernador. No habrá manera de los candidatos se cuelguen de alguien, como ha ocurrido hasta ahora, en que los aspirantes a la gubernatura se apoyan en los que compiten para alcaldes o viceversa.

Ya hay varios aspirantes por el PAN y Morena.

En el PAN la lista la encabeza Gerardo Peña, Ismael García Cabeza de Vaca y podría colarse alguno de los actuales alcaldes, ya sea Jesús Nader de Tampico o Enrique Rivas, de Nuevo Laredo, que son los que más destacan en el Estado.

En Morena apunte a Ramón Gómez Leal, Américo Villarreal, Héctor Garza González y Rodolfo González Valderrama. Ahora que si gusta el vacilón agregue a Alejandro Rojas.

En el PRI, la caballada esta famélica. Si antes se peleaban por ser, ahora se pelean por no ser.

El PRI puede y debe probarse en el 2021. La manera en que participe y de los resultados que obtenga, le permitirán llegar al 2022 con una idea clara de si pueden competir solos, si les conviene aliarse con otros partidos o si de plano nadan de muertito y se encomiendan a lo que el futuro les depare.

La crisis sanitaria que vive el país favorece al PRI porque al no ser gobierno, la ciudadanía no está evaluando la forma en que se enfrenta el problema, lo que en cambio si sucede con Morena y el PAN. Los ciudadanos tienen sus propios análisis de la forma en que actúa los dos partidos para atender la crisis sanitaria y política. Esta es una ventaja que el PRI puede y debe aprovechar en el 2021.