Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

Héroe de mil batallas, Bruno Alvarez Valdez pertenece a esa estirpe de políticos de una época tan distante y tan cercana a la vez, cuando los opositores al gobierno en turno eran contestatarios y tomaban la calle cada vez que lo consideraban necesario.

El tiempo en que los opositores protestaban alzando la voz y golpeando la mesa con el puño cerrado, suena distante y sin embargo, se vio hace apenas unos lustros.

Para Bruno nunca fue problema tomar el palacio municipal, bloquear los puentes internacionales, invadir predios rurales y fundar colonias populares, salir a la calle a protestar por los resultados electorales.

Durante más de cuatro décadas se mantuvo activo en la política, siempre en su querido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana. En su época activa lo mismo lo vemos haciendo frente al ejército en demanda de respeto a la democracia, cortando con un hacha los cables del micrófono de la tribuna principal en el Congreso, o enfrentándose a un turba de cetemistas que protegen el edificio de la presidencia municipal.

Si no se amedrento con los uniformes del ejército, menos lo haría ante los civiles, a quienes enfrentó infinidad de veces, sin importar los riesgos y muchas veces él o su gente, resultaron con mallugaduras y no se diga un alud de insultos.

En el PARM fue regidor, diputado local, dirigente en Tamaulipas y alguna vez pudo ser candidato presidencial, pero cedió ante Porfirio Muñoz Ledo que terminó renunciando en pleno proceso para sumarse a la candidatura de Vicente Fox Quesada.

La edad y las consecuencias propias de la misma, alejaron a Bruno de la política y con ello dio paso a la leyenda. Ahora todo mundo habla de lo que hizo y los que no lo conocieron en su momento se preguntan si lo que se dice es verdad, o todo es producto de la leyenda. A fin de cuentas somos una nación a la que le gustan los mitos y leyendas.

Pero en Bruno todo es verdad.

La agrupación Comunicadores Veteranos, que coordina nuestro amigo Pedro Edmundo Zapata, le acaba de entregar a Bruno Alvarez un reconocimiento por su labor social y política en favor de Nuevo Laredo. Es un reconocimiento más que merecido.

En otro tema, a partir de este 28 de junio, Nuevo Laredo se convierte en una ciudad santuario, receptora de migrantes, anuncio el alcalde Enrique Rivas Cuéllar.

Entre 150 a 200 migrantes serán devueltos diariamente por las ciudades de Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Tijuana y esperarán a que Estados Unidos resuelva si les da o no asilo.

Actualmente en Nuevo Laredo hay más de 3 mil migrantes, en espera de ser atendidos en el vecino país. Mil 200 de ellos son Cubanos, los albergues oficiales y los de las iglesias están rebasados y atenderlos representa un gasto de casi un millón de pesos para el gobierno municipal.

El gobierno federal decidió, convencido por el señor Donald Trump, que Nuevo Laredo sea una ciudad santuario, pero sin destinar, hasta ahora, recursos para atenderlos. El problema se va a agravar, porque las autoridades migratorias tardan un promedio de seis meses en resolver las peticiones de los migrantes.

Urge que el gobierno federal deje de hacerle al monje loco y destine recursos para los migrantes.