
LA 4T Y LA ASIMETRIA DE LOS CASOS ALITO Y CABEZA—
Quisiera estar equivocado, respecto a los acontecimientos que por estos días trascienden en los escenarios políticos nacionales, relacionados con las llamadas a cuentas de exgobernadores del prianato.
Dos casos emblemáticos de la corrupción siguen siendo ejemplo de depredación, opacidad administrativa e impunidad penal. Sin embargo, solo uno de ellos está atrayendo la lupa del sistema liderado por la doctora Claudia Sheinbaum .
Del segundo ni quien se acuerde.
¿Las razones? ¿Hay cabildeo azul en las alturas de la transformación..? No lo sabemos. Pero lo cierto es que existe una total asimetría en la resonancia y la aplicación rápida y expedita contra esos más de ochenta millones que se dice, habría robado Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, cuando fue gobernador de Campeche. Y esos cientos de millones que presuntamente habría esfumado del presupuesto, el clan de los vientos, jefaturado por el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Las imputaciones por corrupción que le está formulando la fiscalía de Campeche a Moreno Cárdenas, son por el orden de los 83.5 millones de pesos. Mientras que el 20 de febrero de 2024, la Universidad Autónoma de Tamaulipas denunció públicamente y con un enorme aparato mediático, delitos del sexenio cabecista , con un menú de configuración delincuencial que incluía: ejercicio ilícito del servicio público, peculado, coalición de servidores públicos. Y uso ilícito de atribuciones. La denuncia concreta y formal, señalaba que desde el gobierno estatal le escamotearon a la UAT, o sea omitieron entregarle 500 millones 915 mil pesos, que le pertenecían por ley.
La diferencia entre ambos, es obvia y abismal.
En su momento, los denunciantes uateños no omitieron detalles, pero lo relevante es que una cantidad tan escandalosa de dinero público, aun es fecha que no se recupera. Y la fiscalía estatal, no ha operado al respecto. Pero tampoco vemos que a nivel federal, haya alguna señal de que, van a aplicarse para castigar a los responsables.
Recientemente el gobernador AVA se reunió con el Presidente electo de la Suprema Corte de Justicia de la nación, el “nuevo Juárez” de la 4T, oaxaqueño de origen, Hugo Aguilar. Esto abre una posibilidad de que por ese lado estén madurando algunos asuntos, relacionados con acusaciones presumiblemente bloqueadas en el pasado reciente a punta de billetazos. Todo parece indicar que en los tiempos de los órganos de justicia electos por voto popular, no hay chequeras que valgan. Pero eso aun está por verse.
Ciertamente, para efectos políticos, el caso Cabeza no tiene el mismo peso que el de Alito. Pues, mientras que Moreno Cárdenas es senador de la república y dirigente nacional del PRI, Cabeza de Vaca es exgobernador, y actualmente no tiene cargos de representación popular. Esto último nos dice en teoría que resultaría más fácil echarle el guante a CV, y sin embargo, hasta ahora no lo han tocado en Palacio nacional, ni con el pétalo de una mención en la Mañanera.
Sea cual sea el desenlace del mencionado escenario, por ahora el tema Alito que ya está siendo ventilado por analistas nacionales, tiene más cola política de la que nos imaginamos.
¿Porque? Bueno por que se trata de un exgobernador del PRIAN emblemático de la gran corrupción ejercida por mandatarios estatales del pasado. Aquí en Tamaulipas, sexenios como el de Egidio Torre Cantú tampoco han sido molestados. O sea que si el alto mando de la 4T quiere realmente actuar en serio, y no con campañitas de papel, materia prima hay de sobra.
Porque si en Campeche, Alito se carranceó más de ochenta milloncejos, en comparación con los dos recientes sexenios tamaulipecos, el tal Moreno Cárdenas, merecería una aureola.
En resumidas cuentas habrá que ver, si el tema Alito que supuestamente ya había pactado con AMLO, hoy vuelve a ser noticia de investigación y persecución de orden punitivo. Caso contrario al de Cabeza que nunca pactó con AMLO, pero que hoy ya nadie lo menciona.
Ambos sexenios emanados de la misma corriente que postuló a Xóchitl Gálvez a la Presidencia, son sumamente vulnerables , en relación a la gran corrupción que ejercieron.
Pero extrañamente, con el de origen texano, los del power federal no han hecho ruido, ni se han manifestado al respecto. Tampoco a favor, pero lo han ignorado que para efectos de investigación, es mucho más grave.
En medio de todo este misterio, digno de poblar una novela de Stephen King, un personaje clave de la trama, sigue guardando silencio.
¿Su nombre? Alejandro Gertz Manero.
Habría que preguntarle a él, que ha sucedido, con tanto ruido tamaulipeco del pasado, y con las pocas nueces del presente. Diga lo que diga el “Clint Eastwood” de la FGR, ese hombre otoñal sabe demasiado. Y guarda secretos inconfesables.