Victoria y Anexas

Ambrocio López Gutiérrez

LA PIRÁMIDE DE LAS FLORES

El sitio arqueológico de Las Flores se conoce desde el principio del siglo XX gracias al trabajo del etnólogo Jesse W Fewkes (1907), quien en 1905 realizó el primer registro de carácter científico del área; en los años siguientes otros investigadores interesados en las culturas prehispánicas tomaron como punto obligado la ciudad de Tampico para recolectar y documentar vestigios cerámicos, líticos y arquitectónicos que en ese entonces abundaban a sus alrededores, dejando a su paso textos, mapas y fotos muy importantes para la historia de Las Flores; treinta años después, el arqueólogo Gordon F Ekholm (1944) hace la primera excavación arqueológica y consolidación del Montículo A, y deja, entre otros datos, el registro más importante en la historia del sitio.

Esteban Ávalos Beltrán, investigador del Centro INAH Tamaulipas, en su Crónica arqueológica de la transformación del Montículo A de Las Flores, Tampico, Tamaulipas sostiene: No obstante, a pesar de su relevancia, el edificio pasa por un periodo de abandono hasta la década de los noventa, cuando gracias al proyecto de rescate encabezado por el arqueólogo Arturo Guevara (1991) fue restaurado y se construyó la infraestructura de la zona; años más tarde, en 1998, el Arqueólogo Gustavo Ramírez lo interviene para restaurarlo y dar mantenimiento a la infraestructura de la zona.

En 2021 se llevó a cabo un proyecto de rescate arqueológico por parte del Centro INAH Tamaulipas, que tuvo como objetivo transformar parte de la infraestructura de la zona arqueológica para brindar las condiciones adecuadas para la conservación del monumento. Entre las labores de conservación se incluyó la restauración del basamento, esto requirió documentar la mayor cantidad de antecedentes textuales y gráficos, y realizar un registro detallado de sus componentes arquitectónicos para que, en conjunto, sirvieran como base para la formulación de criterios para la intervención.

UNO DE LOS resultados que llamó la atención fue que la apariencia del monumento se ha transformado notablemente con el paso del tiempo. El objetivo principal del trabajo del investigador mencionado es, por medio de la contrastación entre los antecedentes y el registro de los componentes arquitectónicos, mostrar la transformación del Montículo A en los últimos 100 años, con la finalidad de demostrar la importancia de los documentos textuales y gráficos para la conservación del patrimonio arquitectónico.

El asentamiento Las Flores se fundó sobre el promontorio de 30 metros de altura que bordea la ensenada de la laguna de El Chairel, situada a 4 kilómetros al noroeste del centro de la ciudad de Tampico. El sitio fue explorado desde principios del siglo xx, pero fue entre los años 1941 y 1942 cuando los arqueólogos Gordon Ekholm y Wilfredo Du Solier realizaron las primeras excavaciones científicas. Sin embargo, gran parte del sitio ya había sido destruido por la construcción de las colonias Águila y Las Flores durante el auge petrolero de Tampico (1920-1950) y sólo quedó un montículo en un pequeño lote de propiedad municipal usado como basurero, lo que aceleró el deterioro.

En 1991 y en 1997 se realizaron varios trabajos de liberación, consolidación y restauración por parte del  INAH en colaboración con el Ayuntamiento de Tampico y se instaló la infraestructura necesaria para proteger y abrir el sitio al público. El INAH sostiene que la cerámica de Las Flores representa un fuerte cambio estilístico respecto de la tradición antigua de la costa del Golfo de México, ligada a las cerámicas toltecas y mayas. Ésta presenta estilo, formas y decoración que recuerdan las vasijas del centro de México, relacionadas con cerámicas toltecas de las fases coyotlatelco y mazapa (700–1000 d C). Un hallazgo importante es una escultura que representa a la diosa de la fertilidad (Teem) semidesnuda con un gran tocado sobre la cabeza y las manos sobre el vientre, representante de la tradición huasteca.

LO QUE PARECE indicar un estrecho lazo de este pueblo con la mesa central o, bien, la coexistencia de dos grupos de población étnicamente distinta en un mismo núcleo. El sitio contaba originalmente con más de 20 montículos que fueron construidos entre el año 1000 y 1250 d C (periodo Pánuco v) con una posible reocupación breve entre 1250 y 1500 d C (periodo Pánuco vi). El montículo conservado y conocido como Pirámide de Las Flores es de planta circular, con forma de cono truncado, de aproximadamente seis metros de altura con 36 metros de base.

Su construcción se realizó con tierra y apisonados de cal y arena, sin utilizar la piedra. En su interior hay evidencias de 26 pisos de argamasa (mezcla de cal y arena) y cinco subestructuras. Se identificaron también vestigios de once escalinatas. La Escalinata Oeste semeja una gran rampa flanqueada por alfardas que sobresale del macizo del basamento, cuya cima estaba coronada por un templo de planta circular y techo cónico, construido con madera y zacate.

El maestro Esteban Ávalos presentó su crónica sobre las transformaciones que se han dado en la mencionada pirámide en el  encuentro de cronistas e historiadores auspiciado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su trabajo de investigación se suma a otros del INAH, la UAT y otras instituciones acerca de vestigios importantes en el sur de Tamaulipas. La pirámide de Las Flores está protegida en la actualidad y vale la pena visitarla cuando estemos en Tampico.

Correo: amlogtz@gmail.com

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