Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

Para el mes de marzo de 2021, el Presidente Andrés Manuel López Obrador proyecta que se realice una votación para someterse a la revocación de mandato. Meses después, el 4 de junio, habrá elecciones para renovar la Cámara de Diputados,

¿Valdrá la pena que el Presidente Andrés Manuel López Obrador se someta a la revocación de mandato?

Por supuesto que no. En siete meses, AMLO ha demostrado ser un Presidente mitómano, timorato, inepto, corrupto, de ocurrencias, el peor mandatario del país en la época del México independiente.

Ya realizó una encuesta patito para descartar el aeropuerto de Texcoco; ya cometió la idiotez de preguntarle a la madre tierra si estaba de acuerdo con el Tren Maya; acaba de realizar una consulta a mano alzada para descartar el metrobus en la zona Coahuila-Durango. Con esos actos se ha visto como un payaso de tercera.

Con esas tonterías no podemos darle credibilidad a los resultados de una revocación de mandato. Nos va a salir con que el 125 por ciento de los participantes decidieron continúe con su labor destructiva del país.

Imposible pensar que acate la voluntad ciudadana si esta decide que se retire a su rancho en Tabasco.

En siete meses, López Obrador ha construido una base de 23 millones de probables votos clientelares de personas beneficiadas con dadivas oficiales. Cree tener seguros los votos de esos 23 millones de beneficiarios y por eso quiere una revocación, convencido de que la ganará por la buena o por la mala, y el siguiente paso será promover una reforma constitucional que le posibilite su reelección. Igualito que Álvaro Obregón que promovió la reforma constitucional, ganó y luego las balas de un fanático religioso le quitaron la vida.

Imagínense que hay consulta de revocación, los ciudadanos deciden que el Presidente se vaya, este acata y al día siguiente renuncia, esto generaría una crisis gubernamental en la que habría una renuncia masiva del gabinete, se tendría que convocar a una nueva elección. Definitivamente es una mala idea, aún en el supuesto de que AMLO por primera vez en su vida respete su palabra.

Pero además, todos los indicadores de la economía mexicana son negativos en los últimos 7 meses: Disminuyó la inversión extranjera, aumento el desempleo, cayó el turismo, creció la inflación, salieron del país miles de millones de dólares, bajo el precio del petróleo, el dólar sigue caro, y a ello hay que agregar que la inseguridad se disparo, sigue la impunidad y la corrupción ni se diga. Corrupción que es alentada por el propio Presidente. Por eso hace adjudicaciones directas de grandes obras, se compran pipas sin licitación, se cancela el aeropuerto de Texcoco, se ordena la construcción de un tren y una refinería que son obras fallidas en las que se va a tirar miles de millones de pesos. La ineptitud del gobierno actual sale más cara que la corrupción de sexenios anteriores. Estábamos mejor que cuando estábamos peor.