La vida sigue

Eduardo Pacheco
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Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

Qué mala onda que la Guardia Nacional haya detenido un cargamento de 500 despensas del senador Américo Villarreal, en Matamoros, por no traer el chofer documentos que amparen la propiedad.

El abogado del senador, Daniel Montiel aclaró, casi de inmediato, que las despensas no las donó el crimen organizado.

En Victoria y en Matamoros el crimen organizado entregó despensas a familias de bajos recursos a las que la pandemia les vino a dar el tiro de gracia. Ya estaban muy mal, antes de la pandemia, y ahora están peor, porque no pueden salir a trabajar, no porque sean flojos, sino porque la autoridad se los prohíbe. A la Guardia Nacional se le paso por boba estas entregas y todo mundo nos dimos por enterados a través de las redes sociales. Ahora bien, de haberse enterado a tiempo la Guardia Nacional. seguramente habría decomisado las despensas para luego donarlas al gobierno federal y que este las entregara a las familias. Todo terminaría igual, pero con un proceso burocrático lento.

Hay situaciones en la vida que aún cuando sea cuestionada su legalidad, no pasa nada si uno las deja pasar. Me explicó, con una anécdota.

Hace muchos años, entreviste al constitucionalista Ignacio Burgoa Orihuela, padre del amparo. En ese momento tema nacional eran los retenes en las carreteras y fue inevitable preguntarle lo que opinaba al respecto.

El doctor Orihuela le dio una chupada a su puro y viéndome a los ojos, contestó: “Te voy a dar una respuesta para publicarla y otra, la que creo más correcta, fuera de entrevista. Los retenes son ilegales, los prohíbe la Constitución, eso es para que lo publiques. Por otro lado, qué más da perder unos minutos, mientras te revisan el vehículo, si es por la seguridad de todos y no andamos en ninguna situación chueca”.

Seguramente el senador Américo conseguirá el tikets de la compra de los víveres, o se los entregará el que se los donó y el problema quedará resuelto. Las familias recibirán con atraso su despensa, que tanto necesitan en este momento, salvo que el agraciado sea algún funcionario o empresario, de esos que nunca faltas, que reciben una o varias despensas, y luego se las entregan a sus subalternos y empleados y se adornan con sombrero ajeno. Y de esos casos hay muchísimos.

Siempre he admirado a la gente culta y a la inteligente, pero cuando no se tiene ni lo uno ni lo otro, basta con el sentido común, que muchas veces es más efectivo que lo demás.

Cuando la vida vuelva a la normalidad los primeros meses serán difíciles para un alto porcentaje de la sociedad que todo el tiempo han vivido al día y para sobrevivir las última semanas de paro han recurrido a créditos bancarios, han vendido o empeñado sus bienes o han solicitado préstamos a familiares, amigos o a la empresa en la que trabajan.

Pero regresar a la vida normal, que se les permita trabajar y ganar dinero honrado, será mucho más fácil que en el momento actual en el que las autoridades les ordenan no salir a trabajar, pero la vida sigue y hay pagar la hipoteca o la renta, servicios, medicamentos, comida, todo.

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