Los antihéroes políticos de Reynosa

Eduardo Pacheco
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La Comuna

Los antihéroes políticos de Reynosa

José Ángel Solorio Martínez

Todos hablan de los hombres y mujeres que pueden ser candidatos. Por alguna razón, el éxito es vital en nuestra sociedad. A los segundones no se les pela; no interesan por su naturaleza de poca energía, escaso carisma y nulo liderazgo. El triunfal paso de los ganadores achica aún más, la luminosidad de los desplazados.
Esa, es una rigurosa regla de la historia política.
Es un eterno vaivén: olas de ganadores y mareas de derrotados.
¿Por qué no mencionar a los olvidados, a los personajes grises que mucho aportan a los claroscuros de la política?
¿Por qué no, citar a esos héroes anónimos que le dan sabor al caldo en escenarios electorales?
Algunos como comparsas, han seguido en el presupuesto con una alegría contagiosa: han perdido para ganar; no cualquiera: con una pirueta han salido del foso de la derrota, para caer en el dulce sabor del fracaso.
En Reynosa, Tamaulipas, hay muchos ejemplos de esos antihéroes cívicos.
El más chusco, simpático y pícaro, es Humberto Valdez Richaud. Ya una vez fue presidente municipal; su compadre, el entonces gobernador del estado, Tomás Yarrington Ruvalcaba, le regaló la alcaldía.
Le gustó tanto gobernar, que al tiempo pretendió regresar a ese cargo. Fue derrotado por el PAN. Acusó a Yarrington de haberlo traicionado; lo cierto es que el panismo lo aplastó.
Anduvo un tiempo por aquí y por allá.
Ahora está al frente de la Oficina Fiscal del Estado en Reynosa; y aspira nuevamente a ser presidente municipal. Confía que sus padrinos le compren la candidatura; sus patrocinadores son los Carmona y el alcalde de Madero, Erasmo González.
Otro que quedará en el camino, es el funcionario del GOBTAM, Marcelo Olán Mendoza. Desde hace años suspira con que MORENA lo haga su candidato. No tiene ni con qué, ni cómo llegar a ser el abanderado de la IV T.
Olán Mendoza vive del cuento.
Es poseedor del capital político más pobre de todos los que coquetean con la alcaldía.
El PAN también tiene sus cuadros, nacidos para perder. El ex dirigente del CDE del PAN, el Cachorro Cantú, es su más rutilante estrella en el tema de abortos políticos. Con todo el soporte del entonces gobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, apenas pudo lograr ser diputado local.
En cada paisaje electoral de Reynosa, su nombre es inseparable. Nadie sabe por qué, se queda a la mitad del camino. El tiempo que estuvo al frente del panismo regional, destacó poco; deficiente para el debate, impericia política y nulo liderazgo, fue lo que caracterizó su praxis.
Esta tercia, son el retrato vivo de una clase política sin preparación, con exceso de antivalores y ausencia de sensibilidad social.
Por algo no han llegado a su meta.
Bien dice el pueblo: “Dios no les da alas a los alacranes”.

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