DE PRIMERA ………LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA ….
“Los narcos gobiernan, los políticos aplauden y el pueblo entierra a sus hijos”
(Y todavía preguntan por qué estamos hartos)
Cinco jóvenes, músicos, con vidas por delante. Cinco historias que no debieron terminar así. Pero terminaron. En Tamaulipas. Otra vez. Y aún hay quien se pregunta por qué la gente ya no tiene esperanza.
La reciente masacre en Reynosa ha vuelto a poner a Tamaulipas en el mapa. No por su talento, su historia o su desarrollo. No. Estamos otra vez en el radar internacional por una masacre. Por muerte. Por impunidad. Porque cinco muchachos, dedicados a la música, terminaron en medio de una guerra que ni pelearon ni entendieron. ¿Y el gobierno? Bien, gracias.
Lo irónico (y trágico) es que, de haber tenido pasaporte americano, ya estaría la embajada emitiendo comunicados y el FBI pidiendo respuestas. Pero como no lo eran, aquí estamos, viendo cómo los medios nacionales apenas lo mencionan y el gobierno apenas si parpadea. Nos duele. Nos arde. Pero ya ni sorprende.
El show de siempre continúa. Mientras matan jóvenes en las calles, en Palacio y en los gobiernos estatales se aplauden proyectos de infraestructura. Obras que “cambiarán el sur de Tamaulipas”. ¿Y la seguridad? Bien, gracias. ¿Las familias? Enterrando a sus hijos.
Los datos no mienten (aunque los gobiernos sí lo intenten)
· Tamaulipas cerró 2024 con más de 700 homicidios dolosos, según el SESNSP.
· Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo concentran casi el 60% de los crímenes.
· Solo el 3% de los homicidios en el país se resuelven con una sentencia condenatoria, según México Evalúa.
· Más de 5,000 desaparecidos en el estado. Más que en muchas guerras civiles.
Pero claro, hay que seguir con el teatro. Hugo López-Gatell decía durante la pandemia que “vamos bien”. Ahora los encargados de seguridad dicen que los “hechos de violencia son aislados”. ¿Qué tan aislados puede ser algo que ocurre diario?
¿Y Harfuch? Vino, pateó el avispero y se fue. ¿Resultado? Más violencia. El problema no es que haya movimiento, sino que todo parece improvisado. No hay estrategia. No hay voluntad. Y lo que sí hay es miedo generalizado, cuerpos en las calles y jóvenes enterrados.
Indefensos por todos lados
Estamos solos. Lo sabemos todos menos quienes deberían admitirlo. Las autoridades se han convertido en espectadores privilegiados, a veces cómplices pasivos, otras activamente coludidos. La seguridad ya no es un derecho: es un lujo para quienes pueden pagar escoltas, muros o mudarse.
Mientras tanto, nosotros seguimos en el fuego cruzado. A quienes protestan, se les llama exagerados. A quienes exigen, se les ignora. Y los responsables… tienen otras prioridades. Como elecciones.
Democracia al gusto del narco
Porque tampoco se puede hablar de seguridad sin mencionar lo evidente: el narco ya puso candidatos. La elección se cocina con dinero sucio, campañas con tintes mafiosos, y un electorado que vota más por miedo que por esperanza.
Y sí, hay perfiles buenos. Gente comprometida. Pero también hay una plaga de políticos “a modo”, esos que les rinden más cuentas a los padrinos criminales que a los ciudadanos. Si no están en la cárcel es porque no hay quien los meta.
Urge gobernar con huevos, no con discursos
Basta de diagnósticos tibios. Basta de discursos decorativos. Lo que hace falta es una sacudida con coraje, con justicia, con voluntad. El problema no es la violencia: es la permisividad estructural, la impunidad sistemática y la cobardía oficial.
Ya no hay espacio para negociar con el mal. El crimen organizado no se puede mediar: se combate o se tolera, y hasta ahora, la balanza está claramente inclinada hacia lo segundo.
México no necesita promesas de campaña. Necesita un Estado que funcione, un gobierno que actúe, y funcionarios que recuerden para quién trabajan. Y si no pueden, que se hagan a un lado.
Porque seguir enterrando jóvenes no puede seguir siendo la normalidad.
Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com