Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez
Sin existir un número oficial de los mexicanos muertos que dejó la aventura política del coahuilense Francisco Ignacio Madero González (1873-1913), cariñosamente apodado El Loco en su familia y amigos cercanos, la Revolución de 1910 fue, para el mundo político de la época, determinante por la salida de Porfirio Díaz.
El ideal de Don Francisco I. Madero fue tajantemente claro: El Sufragio Efectivo y la No Reelección. En otras palabras: que el voto de todos los mexicanos fuera válido y además que no hubiera otros ‘Porfirios’ que se perpetuaran en el poder político en México.
El número de muertos que se ha manejado varía, según la fuente de información. No hay quién diga fueron unos cientos, ni siquiera miles, pues hay cifras que señalan millones de mexicanos y si quiere ser realista, los muertos los puso la clase económicamente baja, los pobres, los que no tenían nada que perder y si posibilidades de ganar por lo menos una parcela.
Quienes lucharon en contra del ‘Dictador’ Porfirio Díaz Mori (1830-1915) tenían claro el ideal maderista, aunque después se sumaron los del morelense, Emiliano Zapata Salazar (1879-1919) con el reparto agrario: La Tierra es de quien la Trabaja.
Muchos mexicanos criticaron la actitud del gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1992) cuando decretó la posibilidad de venta de tierras ejidales, pues de esa forma se traicionaba el agrarismo comunitario por el principio zapatista y por el que murieron incontables compatriotas.
Se puede decir que desde las entrañas del partido del gobierno (PRI) se traicionó uno de los principios revolucionarios. No solo los legisladores y gobiernos de los estados, sino que el mismo pueblo soportó callado, sobre todo los campesinos que no recibían ningún tipo de apoyo.
El partido de la esperanza se erigió triunfador en las elecciones del 2018, con un candidato insistente en llegar a la presidencia y con un aparente espíritu de lucha popular, prometiendo equidad, justicia, una verdadera renovación moral no solo en la sociedad, sino en el gobierno de la república.
Lamentablemente la idea del cambio fue muy bien vendida y aunque solo 30 de 128 millones de mexicanos llevaron a la Silla Grande del Palacio Nacional a un tabasqueño que prometió un nuevo paraíso nacional.
Becas para todos, salud para todos, cero corrupción, cero impunidad, combate a la inseguridad pública, etc.
La realidad es que, lo que llevamos del sexenio, pareciera una pésima improvisación de lo que no se debe hacer, incluso hasta en la política exterior.
Mientras vivimos una Pandemia por el COVID 19 que ya ha cobrado miles de vidas y confinado a otros tantos al aislamiento preventivo y en otros países la gente no sale de sus hogares que tienen hasta vigilancia policíaca, en México la iniciativa privada está tomando medidas para detener la Pandemia, mientras el presidente López Obrador sigue aglomerando gente en eventos donde le aplauden.
Otro ideal revolucionario de 1910, sobre la no reelección, ahora regresa por el sendero porfirista de la reelección, cuando ya se aprobó por el Congreso de la Unión la reelección de Alcaldes, luego de gobernadores y ahora de legisladores federales, léase diputados y senadores.
De los 500 diputados de San Lázaro, poco más de la mitad, exactamente, 264, aprobaron el proyecto de decreto que establece reformas a las leyes generales de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como de Partidos Políticos, con lo que es factible la reelección.
Desde luego que la votación mayoritaria provocó la reprobación de legisladores de diversos grupos parlamentarios, porque se argumentó, entre otras cosas que no había las condiciones, pues la población está atenta a otros temas.
Desde luego que esto de la reelección no es tema presidencial, pero es entendible que el mismo AMLO está apoyando esta iniciativa, porque así como se supuso la reelección de Salinas de Gortari en la presidencia de la república, la gente maliciosa advierte el deseo tabasqueño para prorrogar su mandato presidencial.
¿Murieron los ideales de la Revolución Mexicana? Todo indica que si.