DE PRIMERA …LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA ….
Mientras Alberto Granados Escucha a la Ciudadanía, el Cabildo Falta a Su Deber y Se Estanca en la Ineficiencia
Una mirada crítica al desempeño del Cabildo en Matamoros: ¿por qué no ayuda el equipo de Alberto Granados?
El alcalde Alberto Granados ha demostrado, desde su llegada al poder, una notable empatía con la ciudadanía. Su cercanía con los problemas de la gente y su disposición para atenderlos de manera directa han sido un factor clave para ganar la confianza de los matamorenses. Los eventos Martes en tu colonia son un claro ejemplo de ello, donde no solo se presentan funcionarios de diversas áreas para dar soluciones, sino que el propio alcalde está dispuesto a escuchar de cerca y resolver tanto problemas públicos como casos personales de los vecinos. En un entorno donde muchas veces los funcionarios se muestran inaccesibles, Granados ha logrado mantener un contacto genuino con la población.
Sin embargo, esta disposición del alcalde se ve opacada por una piedra en el zapato: el Cabildo. A pesar de que el alcalde hace su esfuerzo por liderar una administración cercana y eficiente, el comportamiento de los regidores, en su mayoría, parece distar mucho de esa misma visión. Es más, pareciera que el Cabildo está totalmente desconectado de las necesidades reales de la ciudad. Mientras que el alcalde se desvive por montar programas, hacer cumplir la ley y resolver problemas, el Cabildo se muestra retraído, inactivo y falto de compromiso. Esta situación es aún más grave cuando se observa que los mismos regidores que brindan apoyo al alcalde provienen de la oposición, dejando claro que, dentro de su propio partido, hay falta de cohesión y voluntad política.
El ejemplo de los regidores de Morena es el más claro: en lugar de coordinarse para trabajar en conjunto con el alcalde, parece que ni siquiera logran ponerse de acuerdo entre ellos. Esta división no solo afecta la toma de decisiones, sino que retrasa los procesos necesarios para que la administración avance. El trabajo del Cabildo es esencial para que un gobierno funcione de manera efectiva, pero parece que algunos de estos funcionarios están más interesados en tomarse un café que en gestionar y hacer su trabajo por la comunidad.
Otro de los puntos críticos es la falta de liderazgo interno en el Cabildo. Si bien el secretario del Ayuntamiento, Manuel Cuauhtémoc Perrusquía, tiene la autoridad para guiar y cohesionar a los regidores, parece que su liderazgo no ha logrado consolidarse, dejando un vacío de poder que se traduce en la descoordinación y la parálisis. El Cabildo necesita una mano dura que ponga orden, sobre todo cuando parece que varios funcionarios, incluidos asesores y exalcaldes, no están cumpliendo su rol. Estos últimos parecen haber olvidado que ya no están en el poder, y que su presencia en el Ayuntamiento no debería ser solo una forma de mantener una imagen de influencia.
El alcalde, por su parte, no debería cargar con todo el peso de la gestión. Los regidores son los representantes del pueblo, tienen la obligación de ayudar en la toma de decisiones, de gestionar soluciones y de servir como un puente entre la ciudadanía y el gobierno. Sin embargo, se da la
triste paradoja de que muchos de ellos ni siquiera cumplen con este mandato básico. En lugar de ser una ayuda para Granados, se convierten en un obstáculo para avanzar en la agenda municipal.
No basta con tener un cargo público, también es necesario que los regidores se preparen, se coordinen y, sobre todo, se comprometan con el bienestar de los matamorenses. Un curso sobre cómo tratar con los medios de comunicación, que recientemente se les ha planteado, debería ser el último de sus problemas. El verdadero reto está en demostrar que son líderes capaces, comprometidos con el progreso de la ciudad, y no simplemente figuras decorativas dentro de una estructura burocrática.
Matamoros no tiene tiempo para experimentos. La ciudad necesita resultados, no excusas ni demostraciones de incompetencia. Si el Cabildo no es capaz de alinearse con los esfuerzos de Alberto Granados, los ciudadanos lo notarán, y la oportunidad de transformar a Matamoros en una ciudad moderna y eficiente se desvanecerá.
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