Morena, ¿es eterno?

-El PRI se mantuvo en el poder, porque se reinventó
-Partido guinda apuesta todo a AMLO
-Tamaulipas espera castigo contra cabecistas
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Raúl Hernández Moreno
17-junio-2025
El PRI -con sus antecedentes, el PNR y el PRM- se mantuvo 71 años en el poder porque logró reinventarse una y otra vez, no sólo de nombre, también en su forma de hacer política. En la década de los años treinta del siglo XX, el PRI eliminó al sector militar; en los sesenta, inventó a los diputados plurinominales; en los setenta, legalizó al Partido Comunista; en los ochenta, concedió prerrogativas económicas a los partidos; en esa misma década, permitió que la oposición ganará su primera gubernatura; en los noventa creó el IFE, antecedente del actual INE; en el 2000, permitió la transición hacia la democracia, aceptando su derrota presidencial.
Luego de ganar dos elecciones presidenciales, muchos mexicanos se preguntan cuánto va a durar la hegemonía de Morena, que actualmente es una copia del PRI anterior a 1988, con un monarca sexenal y con la desaparición de la división de poderes. Somos, en este momento, una dictadura legalizada: la dictadura perfecta, como la definió ese gran liberal que fue Mario Vargas Llosa.
Ahora bien, si el PRI supo adaptarse a los tiempos que exigía la globalización y el país, Morena no comparte esa opinión: en vez de practicar un gobierno abierto, en el que se escuche y atienda todas las voces, se opta por gobernar al estilo Club de Tobi: sólo con los cuates, aunque literalmente sean un desorden.
Pero, además, Morena apuesta todas sus canicas a un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador, quien no es eterno, en noviembre cumplirá 72 años de edad y ha sufrido dos infartos. Es muy probable que cuando AMLO ya no esté en este mundo, Morena se derrumbe y sufra una implosión.
Y si a esto se añade que, en seis años y meses, Morena endeudó al país y acabó con el dinero que durante lustros ahorraron los gobiernos del PAN y el PRI, tenemos la combinación perfecta para acelerar el regreso a la democratización de la nación. Democracia que antes de Morena era imperfecta, pero ahora es más.
AMLO inventó a Morena y por lo visto cuando muera se llevará a Morena con él.
Como además no se ocupó en democratizar a la sociedad, los morenistas no se interesan en hacerlo y prefieren que alguien les ordene lo que deben hacer.
Mientras los mexicanos superan la borrachera morenista, el partido guinda seguirá estando fuerte, aunque las recientes elecciones en Durango y Veracruz derribaron el mito de que es invencible y, por el contrario, confirmaron que es posible derrotarlo en las urnas, por más mañas y fraude que intente.
Los morenos recurren a las viejas mañas del PRI, pero si pierden se dicen robados. No saben perder.
En otro tema, el Fiscal Anticorrupción, Eduardo Govea, declaró que hay 20 averiguaciones en contra de exfuncionarios del sexenio cabecista y confió en que pueda hacerse justicia. Este es un reclamo y una exigencia de la sociedad tamaulipeca que se viene repitiendo desde que arrancó el sexenio de Américo Villarreal, de lo que ya pasaron dos años y ocho meses.
Todo esto podría cambiar cuando tomen posesión ministros, magistrados y jueces federales y estatales, elegidos el 1 de junio y que son afines a la 4T. Con jueces afines al gobierno morenista, podría conseguirse la anhelada justicia.
En su momento, la ex directora jurídica del gobierno de Tamaulipas, Tania Contreras, presentó decenas de denuncias en contra del exgobernador Cabeza de Vaca y sus colaboradores. Son quejas que están archivadas y que luego de dos años y ocho meses pareciera que ahí seguirán por toda la eternidad.
Más de un jurista debe opinar que es una barbaridad exigir justicia de parte de un poder judicial alineado con el ejecutivo, pero en México la tradición histórica nos indica que la justicia extralegal es necesaria, precisamente para que se consiga justicia.
Además, castigar a los responsables de excesos y abusos en el sexenio cabecista, haría subir los bonos del gobernador Américo Villarreal.