
POR ARABELA GARCIA ….
“No los corrieron, solo les abrieron la puerta… con vuelo incluido”
(La 4T despide con estilo. Y sin escándalo.)
(La 4T despide con estilo. Y sin escándalo.)
Gobiernos de cuarta con funcionarios de quinta: el desastre ya es institucional
Por mucho que uno quiera creer en las amistades eternas en la política, siempre llega el momento en que los abrazos se enfrían, las sonrisas se vuelven cortantes y los aliados incómodos se convierten en equipaje pesado. En la 4T —que presume de transformación, pero a veces parece más bien una mudanza— algunos políticos están recibiendo la sutil (y no tan sutil) invitación a hacer las maletas. ¿Los protagonistas de esta crónica anunciada? Ricardo Monreal y Adán Augusto López. Sí, esos mismos que hace no tanto eran casi hermanos de causa… y ahora parecen simples inquilinos a punto de ser desalojados.
Lo de Monreal suena hasta poético: dice que se separa de la política de seguridad en Tabasco, donde ha vivido más de la mitad de su vida. Qué bonito. Aunque más bien parece que, viendo cómo arden las barbas de sus “amigos” políticos, decidió poner las suyas a remojar. Monreal ha sido muchas cosas: rebelde, conciliador, operador político, y últimamente… un personaje que ya no encaja. Y en un gobierno donde la presidenta Claudia Sheinbaum exige lealtad como si fuera un valor revolucionario, no hay espacio para medias tintas ni sonrisas a destiempo.
Adán Augusto, por su parte, nunca fue del todo un Sheinbaum boy. Viene de otra tribu, con otros códigos, y lo cierto es que el proyecto de nación de la presidenta no parece incluirlo ni en los créditos finales. Su cercanía con el obradorismo más rudo lo vuelve más un lastre que un aliado estratégico. Y eso se notó, como quien no quiere la cosa, el pasado 9 de marzo.
Ese día, el Zócalo lucía abarrotado, la presidenta estaba a punto de dar un mensaje crucial sobre Estados Unidos y el combate al fentanilo, y ¿qué hacían nuestros queridos dirigentes morenistas? Pues tomándose la foto. Literal. Como si estuvieran en una boda y no en un evento de Estado. Mientras Claudia Sheinbaum caminaba hacia el templete, Monreal, Adán Augusto, Luisa María Alcalde, el hijo del ex presidente, y compañía decidieron que era un gran momento para posar, sonreír y, de paso, darle la espalda a la jefa del Ejecutivo.
Nada personal, claro. Solo un pequeño detalle simbólico de cómo ciertos cuadros de Morena ya no están en sintonía con el nuevo ritmo de la orquesta. Porque si algo ha dejado claro la doctora Sheinbaum es que, en su gobierno, o se toca la misma partitura… o te cambian el instrumento.
Pero no se preocupen, ni Monreal ni Adán Augusto quedarán en el desempleo. El poder, tan canijo como generoso, suele tener finales suaves para quienes saben retirarse a tiempo. Las embajadas y consulados son el nuevo retiro dorado de los políticos en transición. Con aire acondicionado, coche oficial y lejos del ruido del Congreso, uno puede reinventarse como diplomático mientras se olvida que alguna vez fue incómodo.
Y aunque públicamente se diga que “no hay ninguna investigación en su contra” (faltaba más), lo cierto es que el expediente político ya está sellado: ya no son útiles, ya no son leales, ya no son necesarios. Y en política, esas tres cosas son sinónimo de obsolescencia programada.
“De la política al quemadero: cuando el expediente es la receta del poder”
En Matamoros, el alcalde Alberto Granados anda como si no se hubiera dado cuenta que ya no está en campaña. Los que ayer le servían café cuando fue diputado o Secretario de Bienestar, hoy lo hacen quedar peor que mal. No solo lo rodean como si aún dependieran de él, sino que hasta se dan el lujo de usurpar funciones y este miércoles lo hizo su particular, Khaori Salas, ante más de una treintena de lideres de colonia al salir a atenderlos y bajar para dirigirse la Plaza Principal, cuando su función no es la política, pero si la del secretario del Ayuntamiento quien quizá no estaba o andaba almorzando.
No solo fue usurpación de funciones sino su falta de capacidad para representar al alcalde como si fuera una presidenta bis, porque lo suyo, lo suyo, no es saber de política interna…
Granados debería tomar nota: el poder es para ejercerlo, no para prestarlo. Y si se rodea de inútiles con iniciativa, tarde o temprano lo van a dejar como el meme del perrito confundido entre funcionarios. Mal parado y sin excusas.
Pero no solo en Matamoros se cuecen habas. En todo Tamaulipas, el gobernador Américo Villarreal carga con una veintena de colaboradores que llegaron con él como si fueran parte del paquete orgánico del cambio… pero terminaron saliendo más como semillas de tomate: muchas, baratas y estériles. Les dieron cargo, confianza y reflector… y ellos han respondido con descoordinación, torpeza y descrédito.
¿Ejemplo de cómo se hace bien? Lo da la mera mera: si hay gente que estorba, que incomoda o simplemente no cuadra con el nuevo libreto, el expediente aparece como por arte de magia. Y si no hay expediente, se saca el látigo del desencanto político: se acabó el amor, gracias por participar, ahí está la puerta. ¿Ternura? Solo para las fotos. ¿Lealtad? Solo si no me haces quedar mal.
Ricardo Monreal lo entendió bien: “de que se queme mi casa y la del vecino, mejor me retiro”, dijo, con ese aire de mártir de la vieja escuela. No es que quiera irse, es que ya no lo quieren tan cerca. Y eso en política vale más que mil discursos.
Al final, todo se resume a esto: si no sirves, si haces ruido, si no aportas… hay dos salidas: la institucional, con diplomacia y cargo de consolación, o la humillante, con el expediente en la mano y la vergüenza en la espalda. La elección es tuya. Bueno, en realidad, no.
Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com