Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

“Patadas de ahogado” dicen los viejos sabios cuando se prestan oídos a las voces de los que ‘hacen hasta lo imposible’ porque la débil voz del que ‘huele muerto’ se escuche.

Hay quién afirma que la expresión ‘patadas de ahogado’ se refiere a la persona o entidad que se siente desesperada porque el momento crucial, incluso final, se acerca muy aceleradamente.

Quizá eso es lo que sucede en el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE), que en varios comunicados ha hecho ¿serias? advertencias sobre el estado que guarda la Educación en el país.

Una verdad innegable es que el presupuesto 2019 asignado por el Congreso de la Unión al INEE, según reporte del propio Instituto, se dedujo hasta un 49%,  en relación al presupuesto 2018 que la anterior legislatura Federal asignó.

El caso es que en un comunicado de prensa fechado el lunes pasado, el INEE afirma que en México, “Un millón 100 mil estudiantes han abandonado la educación obligatoria en los últimos años”.

Recuerdo a usted que la educación obligatoria en México va desde preescolar hasta el bachillerato, por lo que el número que señala el INEE es alarmante, quizá altísimo en relación al porcentaje que esta cantidad representa en el plano nacional de estudiantes de este nivel.

Lo que pudiera poner en mucha duda la declaración del Instituto, es la realidad de los números, porque también pudiese tratarse de una ardid política para, por lo menos, recuperar el presupuesto que tuvieron en 2018.

También pudiera ser una estrategia para frenar la iniciativa presidencial sobre la reforma educativa de Peña Nieto y los que saben, enfocan sus flechas a la pronta desaparición del INEE, por lo que el título de este espacio pudiera ser significativo en esa desesperación por recuperar algo.

Por otro lado, desconozco si son muchos o pocos los empleados del INEE, pero según el directorio publicado en la página oficial, se cuenta al empleado número 6 mil 86, cuyo domicilio laboral son las oficinas centrales, cito en Barranca del Muerto # 341, de la colonia San José Insurgentes, de la Alcaldía Benito Juárez, en la CDMX.

El Informe 2018 ‘La Educación obligatoria en México’ del INEE, dice que “…en el ciclo escolar 2015-2016, 1 millón 100 alumnos abandonaron la educación obligatoria, de los cuales 770 mil pertenecían a la Educación Media Superior, nivel educativo en el cual la eficiencia terminal solo ha avanzado 2.3 puntos porcentuales desde que se estableció su obligatoriedad.”

Las dudas siguen prevaleciendo en relación a la no difusión de la información –si es cierta- o a los motivos de su ocultamiento y más, ¿no hubo políticas remediales para abatir no solo el abandono o deserción de los escolares, sino las causas del avance tan lento en materia de la educación básica?

Una de las posibles verdades, que ahora se divulgan, es que la causa principal del abandono escolar obedece, principalmente, a factores económicos, cuando los estudiantes tienen la necesidad de trabajar y contribuir al gasto familiar.

El mismo documento se afirma que en el tema del analfabetismo, en los últimos 15 años, el país ha tenido grandes avances, entre los que se cuentan la disminución del analfabetismo, aunque también se habla del incremento de la escolaridad promedio de la población mexicana, ya que se rebasó ligeramente la educación secundaria.

Los que están a punto de cerrar sus oficinas, afirman que la educación en México se ha expandido en todos los niveles educativos. Aunque si se habla de la educación primaria, afirman que es un nivel  que ya logró la universalización.

En este tema habría que corroborar estos datos, pues el Mtro. Olac Fuentes Molinar, hacia el año 2000, publicó una investigación donde concluye que de cada mil niños inscritos en el primer grado de la escuela primaria, solo 45 concluyen una licenciatura a nivel universitario, incluyendo la Escuela Normal.

Verdad o mentiras del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, usted y la historia juzgarán y la vigencia de esta misma dependencia, quizá desaparezca de la lista de burócratas y de paso a un nuevo instituto o estrategia que cumpla con los compromisos internacionales, como la aplicación de las Pruebas PISA y PLANEA, así como analizar los estándares nacionales de educación.