AL VUELO
Por Pegaso

Hace algunos años, cuando me encontraba en algún evento político a la batalladora e injundiosa lideresa María López de Cardiel, siempre me decía llena de orgullo: “¡Soy prillísta!”

La última vez que la vi, hace unos dos años, estaba de cerillita en una caja del HEB Morelos.

Quiero hablar hoy del PRI.

El PRI, por sí mismo, no es algo malo. Sus principios “revolucionarios” permitieron que México transitara hacia la modernidad.

Considero que todavía hasta el sexenio de Adolfo López Mateos, nuestro país caminaba por una senda de progreso.

Pero después vino el dientón de Gustavo Díaz Ordaz y todo se fue al traste, porque fue el inicio de una cadena de gobiernos corruptos y corruptores, donde, al término de cada Administración salían muchos nuevos ricos, mientras el pueblo se volvía cada vez más pobre.

Abusaron tanto los gobiernos priístas, que en el 2000 el PAN ganó de calle la Presidencia Municipal, con el bigotón y botudo Vicente Fox.

En el 2006 nuevamente el PAN les recetó una sonada derrota; en el 2012 recuperaron la batuta, pero en el 2018 les cayó el chahuizcle con El Peje.

A la fecha, el Revolucionario Institucional, o mejor dicho, su nomenklatura, está totalmente desacreditada y enfrenta el rechazo de la gran mayoría de los mexicanos.

Quisiera, sin embargo, rescatar algo de lo bueno que aún tiene el PRI.

Dos personas que, desde mi muy particular punto de vista, harían un excelente papel en la Presidencia Municipal de Reynosa y en la Cámara de Diputados.

Ella, una mujer talentosa, muy preparada, una dama de sociedad, con una elegante belleza, un don innato de servicio y un trato cortés hacia todo el mundo.

Fue dos veces presidenta del Sistema DIF Municipal y actualmente encabeza una asociación  que agrupa a mujeres profesionistas de Reynosa.

¿Adivinaron? Se trata de la profesora María Esther Camargo Félix, quien también ha sido diputada federal por la vía de la elección popular.

Él, un jovenazo dinámico y alegre, ex candidato a diputado local en la anterior contienda política y uno de los pocos miembros del Revolucionario Institucional que se la ha partido para ayudar a las personas más desprotegidas durante la pandemia de COVID-19 y durante contingencias ambientales, como el huracán Hanna. Se llama Mauricio Arturo De Alejandro Martínez.

Lo digo sinceramente: El PRI debe fijarse en las personas buenas, porque ya no es fácil engañar a la gente.

Por desgracia, cualquier candidato que se postule por esas siglas difícilmente podrá ganar una elección, porque el PRI se ha convertido en un lastre que jala hacia abajo.

Bien harían desde ahora en olvidarse de la transa, los intereses particulares, el agandalle y todos esos vicios desarrollados durante más de ochenta años en el poder, para convertirse en un instituto político humilde, autocrítico y resiliente.

De lo contrario, pronto desaparecerá del escenario político nacional.

Viene el refrán estilo Pegaso, cortesía del ex presidente JOLOPO: “Intercederé por la unidad monetaria de manera similar a como lo hace un ejemplar de Canis familiaris”. (Defenderé el peso como un perro).