AL VUELO
Por Pegaso

Ahora que veía en las redes sociales que mi buen amigo Miguel Domínguez, corresponsal de El Norte en Reynosa cumplió 35 años de ejercer la noble y sufrida profesión de periodista, recordaba yo mi propio periplo en los medios de comunicación, desde aquel lejano mes de junio de 1982, cuando deambulaba por la calle Matamoros en busca de chamba.

Con las manos en el bolsillo, pateando un bote y silbando una pegajosa cancioncilla, levanté mi vista y vi en la fachada de aquel edificio rectangular: Prensa de Reynosa.

Y me dije a mí mismo: “Mí mismo, de aquí soy”, recordando tal vez que durante mi paso por la Secundaria 1 “José de Escandón” había llevado el taller de Taquimecanografía, y en el CBTIS 7 me gustaba escribir para el periódico mural.

Entré a La Prensa y solicité hablar con la Gerente, Silvia Carranza. Me recibió muy bien y me dio empleo en el departamento de circulación, donde me puso a enrollar periódicos y llevar el registro de las entradas y salidas.

Poco tiempo después le pedí al entonces Director, José Luis B. Garza, actualmente propietario del Periódico USA, de McAllen, que me permitiera escribir una columna.

José Luis lo consultó con el dueño del periódico, Fernando Javier De Luna Leal, hijo del magnate gasero Secundino de Luna Cavazos, y éste, entre divertido y curioso, me dio la oportunidad de pergeñar mi primera colaboración periodística, hoy perdida en el olvido del tiempo, quizá en algún viejo ejemplar de la bodega de aquella empresa editora.

En 1985 inició el episodio violento del transporte colectivo en REynosa. El líder obrero Reynaldo Garza Elizondo compró a buen precio La Prensa para pelear de tú a tú con Heriberto Deándar Martínez, de El Mañana, que defendía la causa emancipadora.

Con la lana que le pagó Reynaldo, Fernando De Luna fundó El Valle del Norte, que vio la luz por primera vez en 1996, luego de más de un año de intentos por echar a andar una vieja y desvencijada máquina rotativa.

Tuve la oportunidad de laborar en los siguientes años con Roberto Avilés Candia, en Gape, cuando las oficinas estaban en la calle Pedro J. Méndez, frente a la Prepa Escandón y luego en el periódico La Frontera; colaboré en la Secretaría de Agricultura con el viejo avinagrado de José Albores Guillén. Después, por intervención de mi padrino Adán Cisneros De la Rosa, Heriberto Deándar me recibió en El Mañana, donde realicé muchos y entrañables reportajes que se publicaban a toda página.

Quien los recibía era el Director del periódico, Arturo Cantualla Soto, quien solamente decía: “¡Ah, sí! Está interesante”, y lo arrojaba a una charola que tenía al lado para revisarlo más tarde, cuando el tiempo se lo permitía.

De El Mañana salté a Multimedios, luego a Radio Rey y de regreso a La Prensa.

En 2014 decidí hacer mi propio medio de comunicación, un portal llamado ReynosaPost.com, ya que desde aquellos tiempos se veía el avance de los medios virtuales y el colapso de los escritos.

Muchos amigos he hecho a lo largo de mis 38 años de periodista.

Recuerdo, por supuesto, a mi padrino, Benjamín Tamez Chávez y a su inseparable compadre, Gilberto Manuel Reyna Gallegos, ambos fallecidos.

Tamez y Reyna eran de los periodistas más respetados entre políticos, funcionarios y líderes de organismos privados, en aquellos tiempos en que yo hacía mis pininos.

Benjamín tenía un periodiquito impreso que se llamaba El Heraldo y escribía una columna denominada Proceso.

Gilberto hacía su columna política Días de Reynosa y ambos dirigían el reputado Club de Periodistas de Reynosa, que al paso de los años cayó en mis manos y posteriormente, se convirtió en la Unión de Periodistas Democráticos (UPD).

Llevo ya seis años como editor del portal ReynosaPost.com. Escribo esta columna bajo seudónimo, porque doy mucha importancia a la simbología y porque las alas del Pegaso me remiten hacia una imaginación desbordada que se ha hecho presente hasta el día de hoy.

Porque, ¿saben mis dos o tres lectores lo difícil que resulta escribir a diario tantas pendejadas? (Nota de la Redacción: Cabrón, tan bien que ibas, hasta que enseñaste el cobre).

Viene el refrán estilo Pegaso, antes de que se me olvide: “Talante y silueta, hasta el túmulo mortuorio”. (Genio y figura, hasta la sepultura).