Tiempo de opinar
Por Raúl  Hernández Moreno

El Tribunal Federal Electoral le dio el tiro de gracia al PAN  al rechazar  anual las elecciones de Nuevo Laredo y de paso exhibió que los recursos de impugnación no  estaban bien sustentados y lo que buscaba era dilatar la validación del triunfo de Morena.

La noche misma del 6 de  junio,  el triunfo de Morena  estaba muy marcado a su favor, pero la candidata del PAN, Yalheel Abdala, se empeñó en  negarlo con uno y mil pretextos: que había que esperar el reciento en el Comité Municipal Electoral  y luego en  cada una de las instancias en la que se puede impugnar. Sus seguidores se empoderaron con la  frase “esto no se acaba, hasta que se acaba”. Esa  frase los ánimo, los fortaleció.

La candidata no solo se negó a  reconocer su derrota, de paso ensució el proceso electoral asegurando que se había cometido fraude, que no pudo comprobar en ninguna de las fases.

Morena resultó  ganador en el Programa de Resultados Electorales Preliminares;  después en el recuento de votos, para lo cual a petición del PAN se contó  voto por  voto  en 279 paquetes; abrir la mitad de los paquetes no dejo conforme al PAN y el conteo se amplió a los  otros 260.

El conteo voto por voto no  fue fácil. En pleno proceso la candidata irrumpió en las instalaciones del Comité Municipal  junto con un  grupo de seguidores y el presidente del Comité Electoral  tuvo que sacarla;  mientras  estaba el recuento, se corrió la versión de que grupos de choque reclutados entre el Sindicato de Maquiladoras irían a buscarle pleito a los morenistas y Carmen Lilia le pidió a sus seguidores retirarse a sus casas.

Mientras continuaba el recuento, la candidata panista varias veces ofreció declaraciones a la prensa en las que señalaba que se habían detectado irregularidades y aseguraba que en el recuento  había recuperado tal o cual número de votos, pero todo era falso.

El PAN jamás dio a conocer las copias de las 539 actas de escrutinio  que le daban la supuesta   ventaja de que siempre habló, pero  nunca comprobó.

Morena volvió a imponerse en el recuento de los 279 paquetes y luego en el de los otros 260.

Vino le entrega de la constancia,  y los opositores anticiparon que la victoria que no  obtuvieron en las urnas, se las daría el Tribunal Electoral de Tamaulipas. Más de un chapucero no se ocultó al decir: “Déjalos que se sientan  ganadores, en el Tribunal les quitamos el triunfo”.

Grande fue la sorpresa que se llevaron cuando el Tribunal Electoral de Tamaulipas no solo rechazó anular las elecciones,  sino que además dijo que el PAN no demostró las  supuestas irregularidades denunciadas.

Peor aún, la presidenta del Tribunal,  Blanca Hernández  dijo que ella si vio irregularidades, pero cuando un magistrado le pidió que las diera a conocer, no lo hizo.

El colmo fue que al dictar sentencia, tres  magistrados votaron en contra de la anulación  y dos a  favor,  y aunque 3 es mayor que 2,  por lo visto al diputado Félix  Fernando García le  hacen falta unas clases de matemáticas, pues dijo que eso significaba que era viable cancelar las elecciones.

Cuando el TRIETALM  bateó al PAN, los  panistas quisieron mostrarse despreocupados  y aseguraron que eso ya se veía venir, que el fallo bueno lo daría el Tribunal Federal Electoral y para que no hubiera  incrédulos dieron a conocer un boletín donde tres ex presidentes del PAN afirmaban que la anulación era un  hecho, como si por decirlo ellos era verdad.

Durante la discusión del caso Nuevo Laredo, los tres magistrados del Tribunal Federal Electoral coincidieron en que la impugnación del PAN, avalada por el PRD y el PES, era más un catalogo de dichos y afirmaciones  que de pruebas.

Hablaron de irregularidades en más del por ciento de las 539 casillas, pero no impugnaron 108, para cumplir con ese 20 por ciento, sino solo 102.

Y de las 102, en el recurso de impugnación solo enlistaron 61 y de estas 61 solo 44 estaban contempladas en el la impugnación original. Y de estas 44 solo en 27 hubo inconsistencias, que son  diferentes a irregularidades.

En su impugnación,  también  aseguraron que la candidata de Morena  utilizó recursos de procedencia ilícita, pero no lo comprobaron. Se les olvidó que en México el que acusa, tiene que probarlo.

A lo largo del proceso electoral, el PAN con la ayuda del PRD y el PES, presentaron  varios recursos en contra de Morena: desde que  repartió despensas, que Carmen se presentó en el Congreso después de ganar, que hubo  fraude, que se rompió la cadena de custodia, etc., y cada uno  de esos recursos  fueron resueltos por las autoridades electorales a favor de Morena.

Los  recursos  de inconformidad  estuvieron endebles,  guangos, no  traían   carnita, ni argumentos jurídicos, lo que se buscaba era ponerle piedras en el camino a Morena, dilatar el triunfo.

Durante la campaña, al PAN le dio por presumir que el IETAM era su aliado y no había forma de perder. Pasadas las elecciones,  hay la certeza de que tanto el IETAM como el Tribunal Electoral de Tamaulipas actuaron con  independencia y que ganaron los que fueron favorecidos con el voto.

El PAN se hubiera visto  buena onda si además de impugnar los triunfos de Carmen Lilia,  Gabriela Regalado y Ana Laura  Huerta,  también  hubiera pedido revisar los triunfos de Félix Fernando  García e Imelda Sanmiguel.

¿Ahí no  hubo  fraude? o ¿El  fraude fue a favor del PAN?

En el PAN  hay mucho que analizar. Haber permitido que el  gobernador les impusiera como candidata a una  priista,  que además  venía de perder dos elecciones, una como candidata a senadora, y otra como dirigente estatal del PRI,  fue un gravísimo error que no se puede corregir. Ante la imposición no dijeron nada, se  quedaron  callados y al final  hasta presumieron que con ella  iban a ganar.

Van a pasar muchos años para que el PAN  vuelva a ganar en Nuevo Laredo y no se diga la  gubernatura.

El gobernador es el responsable de la debacle del PAN. El impuso a Yahleel y al resto de los candidatos.  No culpen a Rivas y a Chava Rosas, culpen a Cabeza de Vaca.