¿Soltaron al tigre?
-Cabeza de Vaca aprovecha los reflectores
-Gobierno federal debe decidir si lo encarcela
-O lo condena al olvido
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Raúl Hernández Moreno
18-febrero-2025
Horas antes de que Porfirio Díaz se embarcara en el buque Ypiranga, para su viaje sin retorno a Europa, le comentó al general Victoriano Huerta: “(Francisco I.) Madero ha soltado al tigre, veremos si puede con él”.
El tiempo le daría la razón a Don Porfirio, porque menos de dos años después, Madero terminó siendo asesinado, por sugerencia del embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson y por decisión de Huerta. Para ese momento, Madero era impopular y era catalogado como un tonto.
Pues bien, el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca estaba muy tranquilo, disfrutando de su retiro obligado de la política, hasta que el gobierno del estado decidió incomodarlo, adjudicándole la paternidad de las críticas del sitio digital Código Magenta.
Ni tardo ni perezoso, Cabeza aceptó el reto, publicó una foto en uno de sus ranchos -vaya usted a saber si era del día o de años atrás- y de paso compartió un documento en el que la Interpol da a conocer que el exgobernador no se encuentra en la lista de los criminales buscados por esa corporación policiaca.
El gobierno mexicano persigue, sin ánimo de encontrarlo, a Cabeza de Vaca, desde hace más de un lustro. En abril de 2020, Cabeza fue desaforado por la Cámara de Diputados, -entre otras razones, por existir una carpeta de investigación en su contra, por el delito de delincuencia organizada- pero el Congreso del Estado lo protegió.
Por alguna razón que es un misterio, Andrés Manuel López Obrador nunca combatió la corrupción ni la impunidad y en su sexenio no se enjuició a ningún gobernador ni exgobernador, a diferencia de Enrique Peña Nieto, en cuyo sexenio se encarceló a 13.
En el imaginario de los tamaulipecos, Cabeza de Vaca es un bandido que hasta ahora ha gozado de impunidad. Pareciera que luego de dos años y medio de haber dejado la gubernatura, la justicia mexicana no lo llamará a cuentas.
Sería infantil pensar que una campaña mediática en contra de Cabeza vaya a influir en su estado de ánimo. Lo que si lo acalambraría, sería pisar la cárcel, pero esa es una posibilidad que cada vez se ve más lejana. Hoy, por lo pronto que, su nombre haya sido mencionado desde el gobierno del estado, lo ha envalentonado y el tiempo dirá si su mención beneficio a alguien. Lo que resulta evidente, es que en el 2028 lo veremos muy activo, desde algún lugar de Tamaulipas, o desde el extranjero, apoyando al PAN, incluso sugiriendo o imponiendo candidatos. Vamos a ver si el gobierno logra frenarlo y neutralizarlo. Hay tiempo para ello. Antes, viene la renovación de ayuntamientos y del Congreso y sin duda, el PAN, con Cabeza de Vaca, buscará reposicionarse.
El exgobernador sabe que de aquí al 2027 y al 2028, debe mantener los reflectores encendidos y apuntando hacia su persona. En estos momentos debe aplicar aquella máxima de “no importa si hablan bien o mal de mí, lo importante es que hablen”. Para él es peor que no lo mencionen, que no lo tomen en cuenta y por eso asomó la cabeza, convencido de que eso puede favorecerlo, aunque eso lo veremos con el paso del tiempo.
El gobierno federal debe decidir si sigue adelante con su búsqueda de Cabeza y llevarlo a juicio o ignorarlo, abandonarlo y que el olvido sea la mejor venganza, como diría Jorge Luis Borges.