Tensión entre tradición, protección animal y derecho al trabajo: el dilema de los carretoneros en Tampico

Eduardo Pacheco
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Tensión entre tradición, protección animal y derecho al trabajo: el dilema de los carretoneros en Tampico

Por Agustín Peña Cruz | Noticiaspc.com.mx
Tampico, Tamps.- La administración municipal de Tampico ha puesto sobre la mesa una propuesta que, aunque a simple vista parece una medida progresista en materia de protección animal, ha abierto un intenso debate sobre el equilibrio entre los derechos laborales, la cultura tradicional y el bienestar de los animales. La propuesta: sustituir los carromatos tirados por caballos por motocicletas, con el objetivo de eliminar el uso de equinos en el trabajo de recolección informal.
En entrevista exclusiva, Cuitláhuac Ortega Maldonado, presidente de la Comisión de Derechos Humanos dentro del Cabildo de Tampico, ofreció su postura respecto a esta iniciativa impulsada desde el inicio del actual gobierno municipal, encabezado por la alcaldesa de la ciudad, Mónica Villarreal Anaya.
“La verdad que es una propuesta que tiene la alcaldesa desde que inició su administración, cambiar los caballos por motocicletas. Pero antes de eso, se tenía que hacer un diagnóstico: cuántos carretoneros había en Tampico”, explicó Ortega.
De acuerdo con el edil, ese paso ya se cumplió. A través de un trabajo conjunto con la Dirección de Protección Animal, se logró identificar a cerca de 80 carretoneros, los cuales operan no solo en Tampico, sino también en los municipios vecinos de Madero y Altamira, donde muchas veces cruzan sus rutas y zonas de operación.

DILEMA CON MÚLTIPLES ARISTAS
La propuesta, que busca garantizar un trato digno a los animales, también ha suscitado cuestionamientos profundos sobre las implicaciones laborales y sociales que conlleva.
“Yo en lo personal creo que los caballos se tenían que haber quedado. En el aniversario de Tampico, el 12 de abril, se usaron en una carrera tradicional. Es parte de nuestra historia. El verdadero problema no es el caballo, sino el trato que recibe por parte de su dueño”, sostuvo el regidor.
Ortega fue claro en que el debate no debe centrarse únicamente en el uso del animal, sino en las condiciones bajo las cuales se emplean: si existe maltrato, debe actuarse con firmeza, pero no criminalizar por completo la actividad. Para el regidor, el riesgo de sustituir animales por motocicletas es que la solución podría ser temporal si no se acompaña de medidas estructurales.
“¿Qué pasa cuando las motos se descompongan? ¿Quién les va a ayudar a repararlas? ¿La administración siguiente les va a seguir dotando de vehículos? Tarde o temprano, podrían volver a los caballos si no se acompaña de un plan sostenible”, advirtió.
DIAGNÓSTICO SOCIAL Y NECESIDAD CIUDADANA
La conversación también tocó el tema del control y regulación de esta actividad. Se preguntó si existe un registro formal de los carretoneros. Ortega confirmó que, aunque no se contaba con uno al inicio del trienio, actualmente hay un censo.
Además, precisó que los carretoneros pertenecen a una especie de asociación o sindicato, lo cual facilitaría la implementación de políticas públicas dirigidas a este grupo.
“Ellos ya están organizados. Lo que buscamos es el beneficio de la ciudadanía. Por ejemplo, si alguien quiere tirar escombro o basura especial, ¿a dónde va? El carretonero es quien presta ese servicio que muchas veces el municipio no cubre en ciertas zonas”, explicó.
No obstante, también reconoció que existe un problema creciente de tiraderos clandestinos, incluso en predios privados, donde algunos carretoneros depositan los residuos sin control. En este sentido, llamó a servicios públicos a trabajar de manera coordinada con la Dirección de Protección Animal para establecer una estrategia integral que no solo limpie la ciudad, sino que respete el trabajo y los derechos de todos los actores involucrados.

RETO DE GOBERNAR CON EQUILIBRIO
El caso de los carretoneros en Tampico pone sobre la lupa una realidad que muchas veces queda fuera de la narrativa institucional: la complejidad de gobernar con justicia social, conciliando el bienestar animal con el derecho al trabajo, y al mismo tiempo, preservar elementos culturales tradicionales.
“Yo creo que sí se tiene que vigilar que se le dé un trato digno a los animales, porque también es una fuente de trabajo. A lo mejor como administración podemos apoyar en temas de salud, pero si no damos las condiciones adecuadas, terminaremos en lo mismo”, concluyó Ortega.
En un país donde la informalidad laboral muchas veces llena los vacíos que deja el aparato público, la historia de los carretoneros en Tampico no es solo un caso local: es un espejo de las tensiones sociales que emergen cuando el progreso pretende avanzar sin escuchar las voces desde el margen.

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