Al Vuelo
Por Pegaso

No me gusta decir “se los dije”, pero se los dije.

Mis dos o tres lectores más fieles pueden dar fé de lo que he publicado en este modesto espacio desde que el orate de El Trompas tomó posesión como presidente de gringolandia: La intolerancia, la etnofobia, el racismo, se incrementan a pasos agigantados.

Dicen que las recientes masacres ocurridas en territorio norteamericano, cuyas víctimas superan ya las 30 personas, principalmente hispanos, son producto de los videojuegos.

De acuerdo. Supongamos que sí.

Pero tiene que haber un detonante, un ingrediente extra que haga pensar a los robotitos hijos de padres intolerantes que están obligados a tomar acción en contra de lo que consideran una amenaza para su estilo de vida.

En Psicología, toda acción requiere de un impulsor, que es el que la ejecuta, pero también de un permisor, que es el que “justifica” su ejecución.

Aquí, los impulsores no sólo son los juegos violentos, sino el discurso de odio del Trompas para tratar de ganar votos y poder reelegirse por otros cuatro años.

Decir que son los videojuegos los únicos responsables de las matanzas en El Paso, en Dayton y otras partes de EEUU es tratar de desviar la atención y quitar responsabilidad al sátrapa.

Además, si desde hace muchos años se sabe de la adicción que provocan en los jóvenes y el daño que puede ocasionar a la sociedad, ¿por qué permiten que se sigan vendiendo?

La respuesta es que se trata de una industria multimillonaria a la que no creo que estén dispuestos a renunciar los hombres que mueven los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos.

Repasando algunos temas de videojuegos violentos a los largo de las últimas décadas, tenemos entre otros, los siguientes:

1.- Manhut. Inspirado en el asesino de Martin Luther King, donde el protagonista debe hacer todo para sobrevivir, entre otras cosas, asesinar y ejecutar de la manera más salvaje posible.

2.- Hatred. De la empresa polaca Destructive Creations. Es excesivamente violento e inmoral, cuyo personaje principal es un psicópata que odia a la humanidad y arranca un genocidio a gran escala, asesinando a todo aquel que se cruza por su camino.

3.- Madworld. Desarrollado por la empresa japonesa Platinum Games. El escenario es una ciudad llamada Varrigan City, sumida en un caos apocalíptico. Se trata de acabar con todo el que se cruce en el camino, buscando realizar la muerte más espectacular posible.

4.- Mortal Kombat. Desde los 90’s éste título ha acompañado a los jóvenes gamers, quienes se extansían cuando los luchadores asesinan a sus oponentes en forma dramática. Hay sangre a borbotones, decapitaciones, columnas vertebrales arrancadas y otras lindezas por el estilo.

5.- Postal. En este videojuego podemos realizar casi cualquier fechoría que se nos ocurra, disparando o masacrando a todo el que nos encontremos en el escenario, aunque no haya motivo aparente para hacerlo.

6.- Carmageddon Max Damage. Se trata de chocar a los demás con un vehículo hasta hacerlos papilla.

7.- Chiller. Era un juego de 1986, donde el jugador toma el papel de un verdugo que debe torturar y mutilar a sus víctimas.

Los videojuegos violentos son el caldo de cultivo. Sólo basta una chispa, un disparador, un permisor que les diga al oído: “Ve, sal a la calle, toma un arma y mata a todos los latinos que puedas”.

Y ese disparador es el discurso de odio del nazi que gobierna actualmente a los Estados Unidos.

Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “¡Observas que el individuo de raza negroide suele ser vivaz y tú le proporcionas los instrumentos musicales de oscilación!” (¡Ves que el negro es alegre y tú le das las maracas!).