Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

Todos los mexicanos sabemos que, desde el presidente de la República, los gobernadores hasta los síndicos y regidores en un municipio, además de los legisladores (locales y federales), son elegidos por los ciudadanos, entendiendo por esto a los nacidos en el territorio nacional y cuentan con una edad mínima de 18 años.

La palabra tan simple de apenas ocho letras: ‘elegidos’, tiene una significación enorme, porque conlleva o por lo menos es la idea, de ‘representar los intereses de quiénes los eligen’. Dicho sea de otra forma: El elector es el jefe de los elegidos y desde el contexto de la democracia, el elector debe tener el derecho de revocar la elección.

El gran pero… es que los ‘elegidos’ elaboran leyes y con esta facultad abren la posibilidad para blinda el cargo, de tal forma que ellos mismos determinan salarios, prestaciones, tiempo en el cargo y la forma de acceder al poder, de ahí que, de unas décadas a la fecha, los votantes saben que con mucha facilidad, los representantes populares se vuelven sus enemigos, porque por delante están los intereses individuales, partidistas o económicos.

Lo anterior viene a colación porque diferentes publicaciones señalan que, desde la noche del lunes, elementos de la policía Chilanga, con celeridad aprovecharon la presencia de pocos grupos de protestantes que bloquean los accesos al Senado de la República, y reforzaron su operativo de seguridad al inmueble ubicado en el Paseo de la Reforma.

Con este refuerzo todos los accesos de la Cámara Alta quedan fuertemente resguardados por elementos de la policía ‘defeña’, además de las mallas metálicas que se colocaron para evitar el ingreso de personas ajenas al recinto.

Pese a lo anterior, hubo por lo menos 20 manifestantes que se encontraban a las afueras del edificio, pero dentro de la zona de seguridad, a quienes se les permitió el acceso, lo mismo que a la senadora de Acción Nacional, Alejandra Reynoso, que ingresó sin problemas para hablar con los colectivos.

El blindar un recinto parlamentario, como en este caso una de las Cámaras, es un tema que no pudiera llamar la atención, sobre todo porque esto sucede cotidianamente, lo que infiere un alejamiento de legisladores a la representación popular y esos blindajes lo certifican, cuando la gente pide, exige, a sus representantes lo que realmente quiere.

No pudiera llamar la atención que diputados y senadores se nieguen a dialogar con el pueblo. No es de extrañarse la actitud de senadores o diputados cuando hacen oídos sordos ante la petición ciudadana.

Por desgracia, es una práctica común de que los representantes populares busquen el amparo de los uniformados para cumplir no la voluntad popular, sino la particular de una persona o grupo parlamentario.

Es triste y muy lamentable que los ciudadanos en tiempos de elegir, solo acudan a las urnas en una tercera parte y ellos -33 de cada 100- son los que determinan quiénes ocupan los cargos de representación popular.

Apenas la semana pasada, muchos pronósticos políticos seguían hablando de la tumba del PRI, ése partido de donde han surgido genocidas de todos tamaños, ladrones del pueblo, tramposos, falsificadores, mafiosos, corruptos, y agregue a la lista todos los adjetivos que vengan a su cabeza. La realidad es que en Coahuila el PRI arrasó con carro completo y en Hidalgo, hay en disputa importantes municipios, aunque el Tricolor está adelante.

A quienes les interese, el triunfo del tricolor es una lección muy ilustrativa del momento que vivimos, pues los azules de Acción Nacional se van al descendente piso 3 y los de Morena no pudieron hacer gran cosa.

En otras palabras. Morena por sí mismo no es fuerza, los pequeños triunfos se dan por correlación a la presidencia de la República. Los azules de Acción Nacional no estaban tan posesionados ni para el segundo lugar, puesto que la distancia fue demasiada.

Quizá el hartazgo de la sociedad mexicana hizo mella en el ánimo de los electores: la pandemia del COVID-19, la falta de medicamentos para enfermedades crónico degenerativas, la inseguridad pública, la economía, la corrupción de antes y la nueva, el desempleo, recolección de basura, baches, alumbrado público, señalamientos viales, etc.

Alguna vez en una cena para candidatos del PRI al Congreso Local, pregunté abiertamente: “¿Para qué ser candidato a diputado si es, desde hace mucho, una actividad muy mal vista socialmente, donde a los legisladores se les tacha de ‘enemigos del ciudadano’ y muchas veces las mentadas de madre se las ganan a pulso?”

La respuesta fue la misma verborrea de siempre “Quiero ser diputado para servir a los ciudadanos… Quiero recibir la oportunidad de servir a mis paisanos…. Servir es mi vocación y esta vez lo haré por Victoria” frases hechas, eslogan prefabricados, pensamientos fortuitos, que solo quedan en palabras.

La pregunta del millón de pesos: ¿Esta vez habrá legisladores (federales-locales) que verdaderamente representen a los votantes?

Recuerdo el pleito entre Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo, con aquello de: “Usted le cree a Madrazo… yo tampoco” Aplica como respuesta a la cuestión del párrafo anterior.