AL VUELO
Por Pegaso

(Adaptación libre)

Juan estaba enamorado de una despampanante mujer. Aunque tenía varios años de haberle declarado su amor, hasta ese momento no había podido tener relaciones sexuales con ella.

En cierta ocasión, cuando estaban solos, Juan empezó a besarla y acariciarla encendidamente, quitóle la ropa y quedóse, asimismo, en paños menores. Cuando estaban a punto de gozar las delicias de Himeneo, ella lo apartó y le dijo:

-Juan, yo te quiero mucho, pero soy una mujer chapada a la antigua. Solo seré tuya después del matrimonio. Pero no te desanimes, cuando nos casemos te prometo que te voy a hacer hasta la “vueltecita verde”.

Después de separarse, Juan quedó confundido con lo que le había dicho su novia.

Pensando cómo podría ser aquello de la “vueltecita verde”, se fue con Denisse, otra mujer con la que se daba sus escapaditas de vez en cuando.

Una vez que llegó a su departamento, la saludó efusivamente y ella lo recibió con muestras de gran cariño.

-Denisse, quiero que me hagas la “vueltecita verde”,-le soltó sin más preámbulo.

La mujer comenzó a gritar enfurecida y le dijo:

-Mira, pinche Juan. Yo soy una mujer respetable y nunca se me pasaría por la cabeza hacer una cochinada de esas. Sal inmediatamente de mi casa y olvídate que existo.

Lo empujó hacia afuera y le cerró la puerta en la nariz.

Eso, por supuesto, lo dejó más confundido y con más curiosidad aún por saber qué era o cómo se hacía la “vueltecita verde”.

Consultó su cartera y decidió a ir a la Zona Roja para contratar los servicios de una prostituta.

La mujer, todavía joven y de buen cuerpo, le dijo que entrara a su cuarto y ya ahí, Juan le peguntó:

-¿Haces de todo? Porque quiero cumplir una fantasía.

-¡Claro que sí!-le respondió ella. Yo hago de todo, siempre y cuando tengas para pagar.

-Quiero-respondió él- que me hagas la “vueltecita verde”.

La hetaira reaccionó colérica:

-¡Estúpido! Si piensas que porque soy mujer de la vida galante no tengo honor y no merezco respeto, estás muy equivocado. ¡Fuera de aquí, degenerado!

Al oír los gritos, acudieron sus compañeras de oficio, los guardias de seguridad, los guacha coches y hasta los vendedores de comida chatarra que estaban en las calles vecinas y preguntaron qué es lo que estaba ocurriendo.

-¡Casi nada!-dijo la zorra. Este tipo quiere que le haga la “vueltecita verde”.

Indignados, casi lo lincharon y Juan apenas pudo abrir su coche para escapar de la indignada muchedumbre.

Sin embargo, seguía teniendo la duda. Una duda que lo atenazaba y que no lo dejaba en paz. ¿Qué es la “vueltecita verde”?-se preguntaba a cada momento.

Decidió jugar su última carta. En el barrio había un gay amigo suyo, que siempre le había echado los perros. Fue hasta la estética donde trabajaba y le dijo:

-Luisito-que así se llamaba el mariconcito-, estoy dispuesto a pasar una noche apasionada contigo.

Al tal Luisito se le voltearon los ojos porque al fin se le iba a hacer con Juan.

-¿Es en serio?¿No me engañas?-le preguntó.

-¡Claro que no! Pero te voy a pedir un gran favor: Quiero que me hagas la “vueltecita verde”.

-¿Sabes qué?-le respondió. Eres un hijo de la chingada. Vete, ya no quiero volver a verte.

Y empezó a golpearlo con el cepillo y las pinzas del pelo.

Enloquecido y desesperado, Juan se dio por vencido, así que al día siguiente fue con su novia y le pidió matrimonio, todo con tal de saber qué era aquello que lo traía loco.

-Ella aceptó de muy buena gana, le dijo que eso la hacía muy feliz y que como recompensa, le haría la “vueltecita verde” todas las veces que él quisiera.

Así pues, la boda se realizó al día siguiente.

Juan, ansioso por descubrir qué era la “vueltecita verde” aceleró el carro en el que se dirigían al hotel más cercano, con tan mala suerte que chocó contra un poste.

A él no le pasó nada, pero ella quedó gravemente herida, y antes de que le pudiera decir qué era la “vueltecita verde”, falleció.

Ya han pasado varios años de ese incidente y Juan aún no sabe qué es la “vueltecita verde”.

Si alguno de mis dos o tres lectores lo sabe, favor de enviarme la respuesta a mi correo privado vueltecitaverde@gmail.com o a mi hashtag #vueltecitaverde, porque yo también me he quedado con la duda.