Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

Otros tiempos en México, este día se conoció como El Día del Presidente, porque los preparativos eran para una fiesta donde acudían desde los políticos de mayor envergadura y linaje, hasta el cuerpo diplomático acreditado en nuestro país.

Desde luego que no faltaron los invitados especiales como presidentes de otras naciones y hasta personajes de la realeza española o de otros países con los que México tenía y tiene relaciones comerciales y financieras.

No había manifestaciones en contra del presidente, incluso viene a la memoria aquella lluvia de papelitos tricolores que eran lanzados desde las azoteas de altos edificios al paso del automóvil presidencial, no en pocos casos, convertible o descapotable.

Este primero de septiembre el panorama fue muy diferente, porque desde días antes un buen número de mexicanos anticipaba que el informe del señor Manuel López Obrador sería plagado de mentiras.

Llegado a la presidencia mexicana con una votación mayoritaria de apenas un tercio de los votantes que acudieron a las urnas, el tabasqueño originario de Macuspana llegó a la silla principal del gobierno federal.

Este 1 de septiembre el presidente López Obrador rindió su Primer Informe de Gobierno, aunque dicho sea con verdad, no todos los mexicanos están conformes con los resultados que se perciben, aunque el presidente maneje situaciones adversa a la credibilidad popular.

Lamentablemente en los precisos momentos que López Obrador dirigía su mensaje en Palacio Nacional, tres organizaciones: Chalecos México, ProNAIM, México 21 y Contrapeso, como ciudadanos inconformes, convocaban a una marcha que partiría del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México.

Con el principio de que el Primer Informe de Gobierno fue un “informe de mentiras” y hubo una exigencia principal: pedir la renuncia del presidente López Obrador.

Como era lógico, hubo varios reclamos por megáfonos, pancartas y grandes lonas que se perdían entre la muy nutrida multitud de inconformes, entre otros la recriminación a los recortes al sector salud.

Desde luego reclamos en la falta de medicamentos para niños con cáncer; los recursos económicos mexicanos destinados al desarrollo de países centroamericanos; la inseguridad, los desaparecidos y desde luego las organizaciones como ProNAIM que calificaron como “un capricho y una aberración” la cancelación del aeropuerto en Texcoco. Lo del avión presidencial también se anotó.

Un grito repetitivo en el recorrido del Ángel de la Independencia en Paseo de la Reforma, al Monumento a la Revolución, en la CDMX, fue la consigna “A mano alzada queremos que te vayas”, desde luego, dirigida al tabasqueño.

Una acusación más fue que el Primer Informe Presidencial de López Obrador no era más que una “mañanera extendida”, a las que por cierto, calificaron como “un  circo”. Se recordó las becas a los ‘ninis’ y el recorte financiero a las universidades.

Como reprobación se leyeron en pancartas las cifras de crecimiento económico que señala el presidente Manuel López; lo mismo sucedió al tacharlo de autoritarismo cuando busca callar a periodistas y adversarios.

También se hizo alusión a que México no es “feliz, feliz, feliz”, porque señalan que vivimos un reinado de miedo e incertidumbre, recriminado que los criminales sean tratados como “pueblo” y se permita la humillación a las Fuerzas Armadas.

La periodista Beatriz Pagés, importante comunicóloga del país, señaló que “la democracia en México está secuestrada y el gobierno federal busca convertir a nuestro país en una segunda Venezuela”.

Los manifestantes de este 1 de septiembre convocaron a una nueva marcha el 1 de diciembre, cuando se cumpla un año de que López Obrador llegó al Palacio Nacional.

¿Cabrá aquello de “Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de López Obrador”?