Tiempo de opinar
Por Raúl Hernández Moreno

— A ambas las persigue el fantasma de la derrota
— El PRI sin liderazgos auténticos en Tamaulipas

La alianza PAN-PRI solo tiene de dos sopas: o es candidata a senadora Imelda Sanmiguel o Yahleel Abdala. Lo malo es que las dos son perdedoras y si a eso se le agrega que los azules ya no tienen acceso a los recursos públicos y que el PAN pasa su peor momento, es un coctel altamente negativo.

Para colmo, entre los priistas detonó el debate de qué hacer si la candidata es Yahleel. Como la mujer los traicionó a finales del 2020, cuando paso de ser “orgullosamente priista” a “orgullosamente panista” –o más bien, cabecista- los priistas no saben si no hacer campaña o de plano cambiar de partido. La cosa es no darle su voto a Yahleel.

Yahleel no solo le dio la espalda al PRI en diciembre de 2020, de paso en estos momentos se le involucra en un presunto desvío de recursos por 359 millones de pesos de cuando fue Secretaria de Bienestar Social. No se sabe el destino de 480 mil despensas con un costo de 124 millones de pesos.

Obviamente Yahleel dirá que todo es un tema político. Jamás va a aceptar un equívoco, un error. Que va, ella es una mujer decente, incapaz de apoderarse de un clip, dueña de la verdad. Pero esa es su opinión.

Imelda Sanmiguel ya fue candidata a senadora suplente en el 2018 y perdió. En lo único que siempre triunfa, es en su soberbia y de lo cual  dan cuenta algunos videos.

En medio de todo esto, Edgar Melhem Salinas renunció a la dirigencia estatal del PRI, con el argumento de que el partido necesita un líder de tiempo completo para la elección extraordinaria de senador. No pensó lo mismo en la elección de gobernador de junio de este año, que era mucho más importante que la de senador y sin embargo se mantuvo al frente del tricolor.

Y es que el año pasado el PRI recibía financiamiento económico de parte de Cabeza de Vaca, ahora ya no hay dinero. Así  no dan ganas de participar.

Malhem sabe que la elección de senador está perdida. La oposición viene de perder dos elecciones seguidas y esta será la tercera. Los priistas van a una competencia que los va  desgastar física, moral y económicamente.

Encima  van a las pegadas con el PAN. Lo único bueno de esa alianza es que el PAN tendrá que correr con los gastos de la campaña, incluyendo la compra inducida de votos y el pago a los representantes de casillas. El PRI se quita una carga económica, porque los tiempos no están para tirar el dinero, como lo va hacer el PAN.

Lo malo del PRI tamaulipeco es que carece de liderazgos auténticos. Si hubiese un líder capaz de abanderar a los priistas y negarse a ir en alianza con el PAN, podría presionar para dar marcha atrás a una alianza que lejos de beneficiar al PRI, lo perjudica.

No es casualidad que el PRI  haya pasado de 132 mil votos en la elección de 2021, obtenidos de manera individual, a 65 mil en el 2022, ya unidos al PAN y a ese muerto insepulto que es el PRD.

Pero en el PRI nadie quiere ser revolucionario, como lo presumen en sus spots. Prefieren agacharse y decir sí a lo que desde nivel nacional deciden ese par de nefastos que son Marko Cortés y Alejandro Moreno. Mientras ellos dirijan al PAN y al PRI, Morena seguirá creciendo y fortaleciéndose. La oposición esta moralmente derrotada, el PAN y el PRI lo saben, pero no saben cómo remediarlo.