Maremágnum
Por Mario Vargas Suárez

Sin duda que uno de los grandes problemas de la escuela básica en México es la historia del país. Es innegable que los escolares de ayer y hoy, suelen confundir fechas, nombres de héroes, y su relación con hechos específicos.

Egresados de las universidades o de la escuela primaria, suelen enredar los movimientos armados como la Revolución Mexicana (1910 y la Independencia (1810).

En este sentido los mismos historiadores y los políticos dan por sentado el inicio del movimiento y, muy lamentable es que en las mismas escuelas -del nivel escolar que me diga- no celebran la culminación que eso que hasta los políticos de antes y de ahora, gritan con tantas vivas.

El 27 de septiembre de cada año pasa sin pena ni gloria, pese a que es la fecha oficial que se conoce como la culminación de esos más de once años de la lucha independentista.

La lucha por ser independientes de la Corona Española empezó con el sacerdote Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor, mejor conocido simplemente como Miguel Hidalgo y Costilla.

El cura nació en la Hacienda de Corralejo en Pénjamo, Intendencia de Guanajuato, el 8 de mayo de 1753  y murió fusilado en Chihuahua, Nueva Vizcaya, el 30 de julio de 1811.

El fin de esta lucha iniciada por el cura de Dolores, Guanajuato, fue el 27 de septiembre de 1821, con los protagonistas: el Virrey Don Juan O’Donojú, por la Corona Española, y por el Ejército Independiente, Don Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero.

100 años después, el coahuilense Francisco I. Madero, desde su autoexilio en San Antonio Tx., en Gringolandia, promulgó el Plan de San Luis, que fue su arenga para que el 20 de noviembre de 1910 los mexicanos se levantaran en armas contra el dictador Porfirio Díaz Mori.

Los historiadores de esta etapa en México no aciertan determinar el lugar, la ciudad o lugares donde se inicia el movimiento armado, pues no falta quien señala la Ciudad de Puebla con el ataque federal a la casa de los Hermanos Serdán el 18 de noviembre de ese 1910. Otros afirman que es  Torreón. Los más se concretan a registrar el norte del país.

Tampoco los estudiosos de la historia nacional señalan, como lo cito al referirme a la independencia, la fecha o el hecho de culminación revolucionaria y la clase política en el poder, menos.

Algunos hombres o mujeres de la academia señalan el 5 febrero de 1917, cuando se promulga la Constitución en Querétaro; otros aseguran que es con el primer gobierno sexenal, el del Gral. Lázaro Cárdenas del Río.

El ¿descaro? de los políticos tricolores en sus retóricas públicas, siempre se refirieron a que México seguía en su revolución, no armada, intelectual, económica, política, bla, bla, bla, y más bla, bla bla. De otros partidos no tocan el tema.

La realidad es que los aniversarios de la independencia, el 16 de septiembre, como la revolución, el 20 de noviembre, son un ‘sangrado’ a la economía familiar, pues por instrucciones del gobierno (federal-estatal-municipal) los escolares de la educación básica desfilan caracterizados de los personajes que intervinieron.

La excepción es el desfile del 20, cuando se adicionan bailes monumentales y tablas gimnásticas donde intervienen alumnos de primaria, secundaria, bachillerato y las escuelas normales.

En consecuencia, la economía familiar se afecta significativamente, porque ninguno de los tres niveles de gobierno financia los accesorios o vestuarios de los que participan. En esto también gastan los profesores que con especialidad o no, diseñan la coreografía de sus estudiantes y desfilan a la par.

Los otros inconvenientes es el tiempo que emplean las escuelas en los ensayos y la ejecución de la exhibición final ante su familia.

En ciudades pequeñas, medianas y grandes del país, el caos vial es escandaloso, pues el cierre de calles para muchos distraídos ciudadanos es un dolor de cabeza.

Haaa pero ¡¡¡Viva México!!! Aunque la directriz nacional siga en su tarea de división social.